jueves, 7 de febrero de 2013

Día 22


Hum...

Hola a todos! Cómo ha ido el día? Espero que bien, y que hayáis encontrado en él un momento para vosotros y para pensar en las cosas que hacéis y porqué las hacéis. Hoy he visto en internet un vídeo narrado por Alan Watts en el que un profesor pregunta a sus alumnos qué desearían hacer de mayores indiferentemente del dinero que pudiesen ganar. Los transporta a una realidad en la que el dinero no tiene importancia o no existe. Y entonces, todos responden lo que realmente les gustaría ser: poetas, pintores, artistas, campesinos... y no economistas, arquitectos o médicos. El vídeo hace una reflexión de cómo nos pasamos la vida haciendo cosas que no queremos hacer, para llevar una vida que no queremos llevar. Y, de hecho, incluso educamos a nuestros hijos para que lleven la misma vida que nosotros... ¡Muy interesante!

Bien, os cuento que hoy me he enfrentado a uno de los tribunales más duros que un deportista se puede enfrentar en su carrera deportiva: las preguntas de los niños. Hemos ido mi entrenadora y yo a un colegio público donde se iniciaban una serie de charlas a lo largo de varios colegios leoneses, relacionadas con el deporte adaptado. Esperando a que fuese la hora, hemos podido hablar un poco con el director; quien nos contaba que apenas un 5% de los niños son “nacionales”. El resto, era una variedad de razas y colores, provenientes de Europa del este, Sudamérica o el Magreb. Y bueno, ha sido interesante conversar con él de cómo se van apañando con los medios que tiene el centro, y cómo van integrando a alumnos de 6 ó 7 años que no hablan castellano hasta conseguir que sean uno más en esa gran familia. Los desahucios, la inmigración, los colectivos raciales... todo está presente en el día a día de este centro.

Total, que llegado el momento, y tras la charla inicial de uno de los responsables de esta actividad, me ha tocado el turno. Había niños entre 6 y 12 años, y no sumaban más de 50 entre todos. Y claro, con un grupo tan dispar, no sabía bien qué decir, o cómo decirlo. Así que he optado por dirigirme a los más pequeños y contarles en los pocos minutos que tenía, cómo entrenaba o la importancia de dormir bien o comer verdura (esto último no les ha gustado mucho, jajaja). Y luego, han empezado ellos a preguntar. Ha habido preguntas sencillas del tipo -¿Cuántas horas entrenas?”. Hasta preguntas como -”¿Porqué haces deporte? ¿Qué sientes cuando estás junto a tu rival? ¿Hasta cuándo seguirás haciendo deporte? O ¿Qué sientes cuando compites?. Preguntas que, algunas de ellas, he tenido que pensarlas mucho, porque no sabía bien qué responder.

Al terminar, se han hecho unas fotos conmigo. Teníamos previsto marcharnos para ir a entrenar al CEARD; pero al final hemos optado por quedarnos con los chavales y entrenar en el mismo pabellón donde ellos iban a seguir con las actividades de deporte adaptado. Y ahí, viendo cómo participaban todos y cómo se lo pasaban todos pipa, con la frescura típica de los niños, es cuando te das cuenta de la labor de integración que tiene el deporte. Podían ser gitanos, moros o rumanos; pero estaban todos jugando juntos. Y eso era lo importante y lo hermoso de la situación.

En cuanto a mí, ha sido interesante entrenar y mantener la concentración en un pabellón con 50 niños gritando y corriendo de un lado a otro. Además, el suelo era desconocido, pues era la primera vez que entraba en ese pabellón, y ha sido un trabajo más el tener que adaptarse a la rodadura de las bolas. En definitiva, una mañana productiva y divertida.

El resto del día lo he pasado descansando, pues es lo que venía pautado en el plan de trabajo. Mañana también descansaré, pues el sábado tenemos jornada de liga en Pinto. Aunque aprovecharé para hacer papeles de médicos. Así que, como el sábado volveré tarde, ya os escribiré de nuevo el domingo.

Besos a todos!!

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