Hum...
Hola a todos! Cómo ha ido el día?
Espero que bien, y que hayáis encontrado en él un momento para
vosotros y para pensar en las cosas que hacéis y porqué las hacéis.
Hoy he visto en internet un vídeo narrado por Alan Watts en el que
un profesor pregunta a sus alumnos qué desearían hacer de mayores
indiferentemente del dinero que pudiesen ganar. Los transporta a una
realidad en la que el dinero no tiene importancia o no existe. Y
entonces, todos responden lo que realmente les gustaría ser: poetas,
pintores, artistas, campesinos... y no economistas, arquitectos o
médicos. El vídeo hace una reflexión de cómo nos pasamos la vida
haciendo cosas que no queremos hacer, para llevar una vida que no
queremos llevar. Y, de hecho, incluso educamos a nuestros hijos para
que lleven la misma vida que nosotros... ¡Muy interesante!
Bien, os cuento que hoy me he
enfrentado a uno de los tribunales más duros que un deportista se
puede enfrentar en su carrera deportiva: las preguntas de los niños.
Hemos ido mi entrenadora y yo a un colegio público donde se
iniciaban una serie de charlas a lo largo de varios colegios
leoneses, relacionadas con el deporte adaptado. Esperando a que fuese
la hora, hemos podido hablar un poco con el director; quien nos
contaba que apenas un 5% de los niños son “nacionales”. El
resto, era una variedad de razas y colores, provenientes de Europa
del este, Sudamérica o el Magreb. Y bueno, ha sido interesante
conversar con él de cómo se van apañando con los medios que tiene
el centro, y cómo van integrando a alumnos de 6 ó 7 años que no
hablan castellano hasta conseguir que sean uno más en esa gran
familia. Los desahucios, la inmigración, los colectivos raciales...
todo está presente en el día a día de este centro.
Total, que llegado el momento, y tras
la charla inicial de uno de los responsables de esta actividad, me ha
tocado el turno. Había niños entre 6 y 12 años, y no sumaban más
de 50 entre todos. Y claro, con un grupo tan dispar, no sabía bien
qué decir, o cómo decirlo. Así que he optado por dirigirme a los
más pequeños y contarles en los pocos minutos que tenía, cómo
entrenaba o la importancia de dormir bien o comer verdura (esto
último no les ha gustado mucho, jajaja). Y luego, han empezado ellos
a preguntar. Ha habido preguntas sencillas del tipo -¿Cuántas horas
entrenas?”. Hasta preguntas como -”¿Porqué haces deporte? ¿Qué
sientes cuando estás junto a tu rival? ¿Hasta cuándo seguirás
haciendo deporte? O ¿Qué sientes cuando compites?. Preguntas que,
algunas de ellas, he tenido que pensarlas mucho, porque no sabía
bien qué responder.
Al terminar, se han hecho unas fotos
conmigo. Teníamos previsto marcharnos para ir a entrenar al CEARD;
pero al final hemos optado por quedarnos con los chavales y entrenar
en el mismo pabellón donde ellos iban a seguir con las actividades
de deporte adaptado. Y ahí, viendo cómo participaban todos y cómo
se lo pasaban todos pipa, con la frescura típica de los niños, es
cuando te das cuenta de la labor de integración que tiene el
deporte. Podían ser gitanos, moros o rumanos; pero estaban todos
jugando juntos. Y eso era lo importante y lo hermoso de la situación.
En cuanto a mí, ha sido interesante
entrenar y mantener la concentración en un pabellón con 50 niños
gritando y corriendo de un lado a otro. Además, el suelo era
desconocido, pues era la primera vez que entraba en ese pabellón, y
ha sido un trabajo más el tener que adaptarse a la rodadura de las
bolas. En definitiva, una mañana productiva y divertida.
El resto del día lo he pasado
descansando, pues es lo que venía pautado en el plan de trabajo.
Mañana también descansaré, pues el sábado tenemos jornada de liga
en Pinto. Aunque aprovecharé para hacer papeles de médicos. Así
que, como el sábado volveré tarde, ya os escribiré de nuevo el
domingo.
Besos a todos!!
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