Hum...
Hola a todos! cómo ha ido el día?
Espero que bien, y que hayáis podido encontrar en él el sentido a
las cosas que habéis hecho hoy. Muchas veces, aunque hacemos todos
los días las mismas cosas, éstas pueden tener un sentido diferente;
haciendo que, aunque aparentemente hagamos lo mismo que hicimos ayer,
el día tenga un significado concreto, distinto al que tenía ayer...
Bien, os escribo mientras contemplo por
la ventana la nevada más intensa que he visto caer en mucho tiempo.
A este paso, las calle volverán a estar blancas en cosa de minutos.
Y digo volverán porque esta mañana me he levantado con un estupendo
manto blanco que cubría todo. Calles, coches, tejados, farolas...
apenas son las seis de la tarde, y el termómetro marca -1 grado. Que
con el aire, debe dar sensación de alguno menos. Qué frío! Pero
qué bonito también! A ver si, cuando termine de escribiros, hay
suficiente luz para hacer una foto.
Esta mañana, hemos tenido sesión
técnico-táctica en la pista del CEARD (centro especializado en alto
rendimiento deportivo). La pista exterior, de lanzamiento de peso,
era como una gran piscina de nata, blanco inmaculado y sin pisadas.
Dentro, en la misma sala, había una chica practicando gimnasia
rítmica con una entrenadora que la miraba con mil ojos. Al otro
lado, otro deportista con el que se adivinaba ser su entrenador,
jugando al baloncesto. Y mi entrenadora y yo. Cada uno a lo suyo...
me ha gustado ese ambiente de trabajo en plan, los tres somos
deportistas, pero cada uno está a lo suyo. Si bien es cierto que me
he preguntado si la gimnasta no debería estar en el colegio; ya que
aparentemente se le veía muy joven. Supongo que es una de las
exigencias del deporte de élite; que no conoce edades ni
obligaciones. En unos segundos, e imaginado la vida de esa chica,
sacrificada y alejada, en muchos aspectos, de la vida de una niña
normal de su edad. Pero allí estaba, esforzándose y repitiendo los
pasos una y otra vez. ¡constancia! En cuanto a mí, os cuento que
hemos estado haciendo ejercicios suaves de control de fuerza; más
que nada, para ir cogiendo ritmo e ir acostumbrando al brazo de nuevo
al gesto técnico.
He vuelto al centro un poco antes de
comer, con el tiempo justo para recoger la habitación que se había
quedado tal cual me he despertado, con todo por el medio. Después de
comer, he estado en la habitación de El Maestro instalando un TDT
con el que ver los partidos a través del Gol televisión. Y es que
el fútbol sigue siendo el alma máter del centro.
Apenas sin descansar, por aquello de
seguir con las rutinas horarias de comidas, tiempos de descanso y
tiempos de trabajo, he hecho la sesión de aeróbic. Ésta, me trae
recuerdos; ya que, al ser una sesión grabada del año pasado, se ve
y se escucha a residentes que ya no están.
Después, he bajado a ver a la
psicóloga que trabajaba en el centro y que ya no está. Me ha traído
un detalle que me ha encantado, y nos hemos quedado un ratito
charlando. No sólo se trata de una de las personas más dulces y
constructivas que conozco; sino que además, junto con el psicólogo
de la selección, son las dos únicas personas que me han hecho
apreciar la psicología y su importancia a la hora de afrontar muchas
situaciones de la vida diaria. Ella, aparte de en su consulta, está
trabajando a nivel personal con uno de los residentes; al igual que
hace uno de los fisios que tampoco trabaja ya en el centro con
aquellas personas que tienen interés en mantener su condición
física. Supongo que es una cuestión de prioridades...
Y poco más. Hoy ha sido un buen día.
Siento que la nieve me ha hecho estar alegre y risueño. Supongo que,
a pesar de llevar dos años aquí, sigo teniendo alma mediterránea y
me sigo sorprendiendo cada vez que veo la nieve.
Mañana os cuento más cosas. Besos a
todos!
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