Hum...
Ayer hablaba con mis abuelos por
teléfono, y me contaban que andan un poco tristes porque un amigo de
los de toda la vida ha sufrido un derrame cerebral y se ha quedado en
un estado bastante precario, sin hablar, sin reconocer a nadie, sin
moverse... lo han sacado de su casa y lo han llevado a una
residencia, ya que su mujer, igual de mayor, no puede cuidarlo. ¿Ese
es el futuro que nos espera? Me preguntaba ella. Y me lanzaba la
propuesta de que alguien debería escribir, a los 90 años, una
novela contando cómo es la vejez, para los que algún día llegarán
a viejos. Supongo que, a esas edades, todos vemos en la muerte de los
demás a la nuestra propia, tan cercana, tan callando que, cuando nos
damos cuenta, se ha colado en nuestra vida sin remedio. Todos
llegaremos antes o después al final de nuestro camino; y será
momento de ver qué hemos hecho. Y, como se suele decir, no importa
si nuestro camino ha durado 100 años o 50. Lo importante, es lo que
hemos vivido a lo largo de todo ese tiempo... El caso es que, estoy
seguro, hay muchos ancianos que escribirían verdaderos best-sellers
de sus experiencias de vida.
Bien, tras esta entrada melancólica,
toca preguntaros. Hola a todos! Cómo ha ido el día? Espero que
bien, y que hayáis seguido edificando vuestro camino acorde a
aquello que pensáis. Yo, no tengo mucho que contar, ya que ha sido
un día de lo más tranquilo.
Anoche pasé un poco de frío.
Estábamos a -3 grados y, quieras que no, algo de frío pasa a través
del cristal de la ventana. Así que me tuve que levantar a ponerme
una manta, ya que todavía estaba durmiendo con la sábana. Y, entre
unas cosas y otras, dormí menos de lo habitual. Así que hoy me he
permitido dormir media hora más. Y es media hora que hace que todo
cambie. Suelo bajar al comedor cuando está tranquilo; y hoy me he
encontrado con el desayuno de todos los residentes en hora punta. Por
un lado, añoraba desayunar en silencio; pero es cierto que me lo he
pasado bien porque charlas con unos y con otros mientras pelas el
kiwi o te comes los yogures.
Después del desayuno, he subido a
hacer la sesión con “pedi” que venía marcada en el plan de la
semana. Ha estado bien, tan palpitante y sudorosa como siempre, en
compañía de la familia Dunphy. Hoy, el episodio trataba de dos
temas interesantes; ya que, por un lado, Lili, la hija asiática
adoptada de la pareja gay, empieza a preguntar por el origen de su
madre. Y ya que se trata de una serie de humor, es interesante ver
cómo pueden tratar ese tema y explicarle a la niña porqué vive con
ellos sin que el episodio resulte melodramático. Y, por otro lado,
la mujer de Jay está pasando el periodo de embarazada en que se pone
histérica por cualquier cosa. Es divertido!
Al terminar el pedalier, he bajado con
El Maestro a la biblioteca, a charlar un poco con una auxiliar. La
biblioteca estaba llena de gente, pues es un lugar cálido por el que
entra mucho sol, y es donde hace las reuniones la educadora social.
En ellas, habla con los residentes de temas diversos del día a día;
de forma que ellos aprenden a desenvolverse un poco mejor, aprender
por ejemplo cómo es el cambio a la hora de hacer compras, entender
el valor del dinero y cosas así.
Y poco más. Siguiendo el plan de hacer
tres sesiones de trabajo, mañana-tarde-mañana, hoy tocaba la tarde
libre. Así que he aprovechado para leer y estar relajado en la
habitación. Los días siguen siendo muy fríos. Y aunque esta mañana
ha dejado de nevar, apenas hemos pasado de los 2 grados; por lo que
no apetecía mucho salir.
Mañana, os cuento más cosas.
Besos a todos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario