miércoles, 23 de enero de 2013

Día 7


Hum...

Ayer hablaba con mis abuelos por teléfono, y me contaban que andan un poco tristes porque un amigo de los de toda la vida ha sufrido un derrame cerebral y se ha quedado en un estado bastante precario, sin hablar, sin reconocer a nadie, sin moverse... lo han sacado de su casa y lo han llevado a una residencia, ya que su mujer, igual de mayor, no puede cuidarlo. ¿Ese es el futuro que nos espera? Me preguntaba ella. Y me lanzaba la propuesta de que alguien debería escribir, a los 90 años, una novela contando cómo es la vejez, para los que algún día llegarán a viejos. Supongo que, a esas edades, todos vemos en la muerte de los demás a la nuestra propia, tan cercana, tan callando que, cuando nos damos cuenta, se ha colado en nuestra vida sin remedio. Todos llegaremos antes o después al final de nuestro camino; y será momento de ver qué hemos hecho. Y, como se suele decir, no importa si nuestro camino ha durado 100 años o 50. Lo importante, es lo que hemos vivido a lo largo de todo ese tiempo... El caso es que, estoy seguro, hay muchos ancianos que escribirían verdaderos best-sellers de sus experiencias de vida.

Bien, tras esta entrada melancólica, toca preguntaros. Hola a todos! Cómo ha ido el día? Espero que bien, y que hayáis seguido edificando vuestro camino acorde a aquello que pensáis. Yo, no tengo mucho que contar, ya que ha sido un día de lo más tranquilo.

Anoche pasé un poco de frío. Estábamos a -3 grados y, quieras que no, algo de frío pasa a través del cristal de la ventana. Así que me tuve que levantar a ponerme una manta, ya que todavía estaba durmiendo con la sábana. Y, entre unas cosas y otras, dormí menos de lo habitual. Así que hoy me he permitido dormir media hora más. Y es media hora que hace que todo cambie. Suelo bajar al comedor cuando está tranquilo; y hoy me he encontrado con el desayuno de todos los residentes en hora punta. Por un lado, añoraba desayunar en silencio; pero es cierto que me lo he pasado bien porque charlas con unos y con otros mientras pelas el kiwi o te comes los yogures.

Después del desayuno, he subido a hacer la sesión con “pedi” que venía marcada en el plan de la semana. Ha estado bien, tan palpitante y sudorosa como siempre, en compañía de la familia Dunphy. Hoy, el episodio trataba de dos temas interesantes; ya que, por un lado, Lili, la hija asiática adoptada de la pareja gay, empieza a preguntar por el origen de su madre. Y ya que se trata de una serie de humor, es interesante ver cómo pueden tratar ese tema y explicarle a la niña porqué vive con ellos sin que el episodio resulte melodramático. Y, por otro lado, la mujer de Jay está pasando el periodo de embarazada en que se pone histérica por cualquier cosa. Es divertido!

Al terminar el pedalier, he bajado con El Maestro a la biblioteca, a charlar un poco con una auxiliar. La biblioteca estaba llena de gente, pues es un lugar cálido por el que entra mucho sol, y es donde hace las reuniones la educadora social. En ellas, habla con los residentes de temas diversos del día a día; de forma que ellos aprenden a desenvolverse un poco mejor, aprender por ejemplo cómo es el cambio a la hora de hacer compras, entender el valor del dinero y cosas así.

Y poco más. Siguiendo el plan de hacer tres sesiones de trabajo, mañana-tarde-mañana, hoy tocaba la tarde libre. Así que he aprovechado para leer y estar relajado en la habitación. Los días siguen siendo muy fríos. Y aunque esta mañana ha dejado de nevar, apenas hemos pasado de los 2 grados; por lo que no apetecía mucho salir.

Mañana, os cuento más cosas.

Besos a todos!

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