Hum...
Hola a todos! Cómo ha ido el día?
Espero que bien, y que el día, en su papel de sábado de agosto, os
haya dado la oportunidad de disfrutar del buen tiempo. Ahora,
mientras os escribo, llueve detrás de mi ventana, cosa que me
encanta...
Bien, os cuento que hoy ha sido un día
ameno, siguiendo la tónica de ayer. Me he levantado a la hora de
siempre, por aquello de mantener la rutina, y tras desayunar me he
puesto a hacer la sesión de aeróbic que tenía pautada en el plan
de trabajo de la semana. He vuelto a dividir la pantalla del
ordenador para poder ver el triatlón mientras hacía ejercicio. No
había visto nunca esta prueba deportiva y me ha parecido
impresionante. Si ya de por sí, la prueba de natación en el lago me
ha parecido tremenda, el hecho de que luego tuviesen de correr en
bicicleta y luego a pie, me ha parecido de un esfuerzo tremendo. Me
ha venido a la memoria el cuento que aparece en el segundo capítulo
del libro “Sin equipaje”, acerca de los corredores y su
interacción con el público. Sin dudarlo, creo que la ganadora era
sorda, jajaja! Pero, de todos los momentos que ha durado la prueba,
hay uno que me ha emocionado. Se trataba de una corredora, finlandesa
creo, que en el tramo final, durante la prueba de los 10 km
corriendo, se ha derrumbado al ver que no podía más y se ha apoyado
a llorar en una persona del público que, a todas luces, debía ser
su entrenador. Según creo, el entrenador le ha dicho que se olvidase
de la victoria, y que simplemente, disfrutase de la prueba, que
corriese por ella misma, que terminase aquella prueba y, fuese cual
fuese el resultado, ella habría vencido. Tras lo cual, la chica se
ha levantado y ha seguido corriendo. Tremendo. Y es que, la medalla,
en estos casos, no es más que un metal redondo que cuelga del
cuello. Nadie se acordará pasado mañana de que Belmonte (ya ni
recuerdo su nombre) ha ganado dos medallas nadando; o que el judoka
Uriarte se quedó cuarto. Pero ellos, guardarán esa experiencia para
ellos mismos como un aprendizaje, como una recompensa en sí misma. Y
eso es lo realmente importante. No podemos en este país, y lo digo
con cierta rabia, exigir una medalla a unas personas que durante 4
años no conocemos, que no sabemos dónde ni cómo entrenan, y
encima, si no pisan podio, hablar de decepción. En el triatlón de
esta mañana, una española ha quedado séptima; y creo que es para
quitarse el sombrero por el esfuerzo que ha hecho. Creo que no
podemos valorar y mucho menos hablar de que un deportista nos
decepcione por no subir a un podio, mientras observamos lo que hace
sentados en nuestro sofá y sin saber cuál ha sido su trabajo a lo
largo de estos 4 años.
En fin... volviendo al día, jajaja,
tras hacer el aeróbic y ver un poco de los juegos, he salido a hacer
unos recados y enciar un par de libros por correo. No sé si os dije
que han puesto un sólo turno de comidas y cenas con motivo del mes
de agosto, por lo que tenía que regresar antes. He vuelto, he
comido, he arreglado un poco la ropa de la maleta de Londres y he
descansado un rato.
Tras el descanso, tocaba sesión con
“pedi” (¿Cuántos kilómetros llevaré?). Hemos visto el
antepenúltimo episodio de modern family. Hoy la acción transcurría
en Disneylandia; así que no hay mucho que contar del capítulo. Y
bueno, al terminar el pedaleo me he ido al corte inglés. Resulta que
el traje de la ceremonia de inauguración de los juegos es de Emidio
Tucci, del corte inglés, y el mío ha llegado con la chapa de la
alarma puesta. Así que he ido a que me la quitasen.
Y poco más. Con todo ello se me ha
pasado el día la mar de bien. Ahora os voy a dejar, pero como mañana
sigo haciendo cosas, volveré a escribiros.
Besos a todos!
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