sábado, 4 de agosto de 2012

...25...


Hum...

Hola a todos! Cómo ha ido el día? Espero que bien, y que el día, en su papel de sábado de agosto, os haya dado la oportunidad de disfrutar del buen tiempo. Ahora, mientras os escribo, llueve detrás de mi ventana, cosa que me encanta...

Bien, os cuento que hoy ha sido un día ameno, siguiendo la tónica de ayer. Me he levantado a la hora de siempre, por aquello de mantener la rutina, y tras desayunar me he puesto a hacer la sesión de aeróbic que tenía pautada en el plan de trabajo de la semana. He vuelto a dividir la pantalla del ordenador para poder ver el triatlón mientras hacía ejercicio. No había visto nunca esta prueba deportiva y me ha parecido impresionante. Si ya de por sí, la prueba de natación en el lago me ha parecido tremenda, el hecho de que luego tuviesen de correr en bicicleta y luego a pie, me ha parecido de un esfuerzo tremendo. Me ha venido a la memoria el cuento que aparece en el segundo capítulo del libro “Sin equipaje”, acerca de los corredores y su interacción con el público. Sin dudarlo, creo que la ganadora era sorda, jajaja! Pero, de todos los momentos que ha durado la prueba, hay uno que me ha emocionado. Se trataba de una corredora, finlandesa creo, que en el tramo final, durante la prueba de los 10 km corriendo, se ha derrumbado al ver que no podía más y se ha apoyado a llorar en una persona del público que, a todas luces, debía ser su entrenador. Según creo, el entrenador le ha dicho que se olvidase de la victoria, y que simplemente, disfrutase de la prueba, que corriese por ella misma, que terminase aquella prueba y, fuese cual fuese el resultado, ella habría vencido. Tras lo cual, la chica se ha levantado y ha seguido corriendo. Tremendo. Y es que, la medalla, en estos casos, no es más que un metal redondo que cuelga del cuello. Nadie se acordará pasado mañana de que Belmonte (ya ni recuerdo su nombre) ha ganado dos medallas nadando; o que el judoka Uriarte se quedó cuarto. Pero ellos, guardarán esa experiencia para ellos mismos como un aprendizaje, como una recompensa en sí misma. Y eso es lo realmente importante. No podemos en este país, y lo digo con cierta rabia, exigir una medalla a unas personas que durante 4 años no conocemos, que no sabemos dónde ni cómo entrenan, y encima, si no pisan podio, hablar de decepción. En el triatlón de esta mañana, una española ha quedado séptima; y creo que es para quitarse el sombrero por el esfuerzo que ha hecho. Creo que no podemos valorar y mucho menos hablar de que un deportista nos decepcione por no subir a un podio, mientras observamos lo que hace sentados en nuestro sofá y sin saber cuál ha sido su trabajo a lo largo de estos 4 años.

En fin... volviendo al día, jajaja, tras hacer el aeróbic y ver un poco de los juegos, he salido a hacer unos recados y enciar un par de libros por correo. No sé si os dije que han puesto un sólo turno de comidas y cenas con motivo del mes de agosto, por lo que tenía que regresar antes. He vuelto, he comido, he arreglado un poco la ropa de la maleta de Londres y he descansado un rato.

Tras el descanso, tocaba sesión con “pedi” (¿Cuántos kilómetros llevaré?). Hemos visto el antepenúltimo episodio de modern family. Hoy la acción transcurría en Disneylandia; así que no hay mucho que contar del capítulo. Y bueno, al terminar el pedaleo me he ido al corte inglés. Resulta que el traje de la ceremonia de inauguración de los juegos es de Emidio Tucci, del corte inglés, y el mío ha llegado con la chapa de la alarma puesta. Así que he ido a que me la quitasen.

Y poco más. Con todo ello se me ha pasado el día la mar de bien. Ahora os voy a dejar, pero como mañana sigo haciendo cosas, volveré a escribiros.

Besos a todos!

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