domingo, 26 de agosto de 2012

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Hum...

Hola a todos! Os escribo desde el avión, rumbo a nuestro Disneylandia deportivo; nuestra fábrica de sueños, donde por unos días todos seremos una gran familia compartiendo y persiguiendo un objetivo común. Recordaba anoche con el seleccionador los primeros días del blog, cuando la cuenta iba por cerca de los 400 días. Ha sido una cuenta que ha pasado deprisa; pero un cuenta que ha permitido, en su transcurso, que infinidad de experiencias sucediesen en mi vida y, a través del hecho de compartirlo con vosotros, en las vuestras.

Poskiwoman, El Maestro, Saturnino, “Balú”, “Pedi”, la megafonía, los momentos de soledad, las dudas, las excursiones a Oviedo, la nieve, los días interminables sin ver el sol, las llamadas de cada noche, los mensajes de texto... todos ellos permanecerán en mi corazón a lo largo de estas tres semanas y del resto de mis días.

Ahora, queda llegar a Londres y disfrutar de un acontecimiento único. Uno de los entrenadores, me preguntaba ayer paseando qué motivación puede tener un deportista que acude a sus terceros juegos. Y aunque le respondí rápidamente, sé que si lo pienso, sí hay una motivación más profunda; y es tener la oportunidad de hacer las cosas bien. Ya no se trata de ganar una medalla; que quieras o no, es el fin último de toda competición. Se trata de esforzarse y de darlo todo; se trata de mostrar a los demás nuestra forma de competir y de entender el deporte que hacemos. Cada bola, cada estrategia, será la forma de decir “así entiendo la boccia”. Sigo defendiendo la idea de que, si damos lo mejor de nosotros mismos en cada momento, sea cual sea el resultado, habremos crecido como personas. Habremos enseñado que, en la vida, las cosas cobran valor cuando se ha luchado por ellas. Y si aun luchando no las alcanzamos, significará que tenemos la oportunidad de volver a intentarlo, pero que tendremos que hacerlo con otras herramientas. Y si tras intentarlo, vencemos, tendremos la oportunidad de compartir nuestro triunfo con aquellas personas que queremos y que nos han acompañado a lo largo de todo este proceso. A fin de cuentas, aunque los logros son para nosotros, y la experiencia quedará en nuestra alma, el hecho de compartirlo con los demás hace que su sentido sea pleno.

Por alguna razón, mientras os escribo, viene a mi memoria la peluquera que viene los miércoles al centro y de la que os he hablado alguna vez. Ella, sigue cortándole el pelo a los residentes que, muchos de ellos, no son conscientes de su estado. Y, aun así, ella se esfuerza porque queden guapos y aseados. No le importa si su trabajo es apreciado o no. En esencia, ella hace las cosas bien porque quiere, y no necesita que la persona que tiene frente al espejo vea el trabajo que está haciendo. Esta, es una actitud que me gusta y de la que he aprendido muchas cosas a lo largo de todo este tiempo: hacer las cosas lo mejor posible sin importarte quién puede llegar a apreciarlo. Si somos capaces de hacerlo, estamos obligados a ello. De no hacerlo, de no dar el 100%, el resultado, sea el que sea, no tendrá valor.

Pienso que tenemos la oportunidad de disfrutar con esta experiencia, ver otros deportes y a otros deportistas, aprender y convivir con ellos... anoche escuchábamos las lágrimas de una nadadora asustada, las ilusiones de una haltera... y sentía, como os decía antes, que somos una gran familia. Recuerdo que, en los juegos de Beijing, cuando un español entraba en el comedor con una medalla, nos alegrábamos todos; pues había algo de todos nosotros en ese triunfo. Era genial!

Hoy, es día de organizarse. Mientras os escribo, me han dado la acreditación que tendremos que llevar siempre encima, y la gente ya está hablando de trámites, de transporte de material a la villa, de horarios... se nota que poco a poco la maquinaria se está poniendo en marcha. Qué emocionante! Supongo, eso me han dicho, que habrá WIFI por toda la villa; así que ya os iré escribiendo conforme pueda compartir cosas con vosotros. De momento, sé que tendremos, a excepción del día de la inauguración, dos horas de entrenamiento al día. El resto del día, variará en función de las actividades que hagamos en grupo y de los deportes que queramos ir a ver. Según me han dicho, la villa se encuentra a media hora en bus de nuestro pabellón. Sé que es grande, que se llama EXCEL y que es una especie de recinto ferial junto al río Támesis donde, aparte de boccia, se harán seis deportes más a la vez. Además, hay un centro comercial dentro del recinto; lo que quiere decir que el sitio tiene que ser bastante grande. Ya haré alguna foto.

Y poco más. Queda poco tiempo para aterrizar y he de guardar el portátil. En cuanto tenga una conexión decente, os envío este post.

Besos a todos!


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