Hum...
Hola a todos! Os escribo desde el
avión, rumbo a nuestro Disneylandia deportivo; nuestra fábrica de
sueños, donde por unos días todos seremos una gran familia
compartiendo y persiguiendo un objetivo común. Recordaba anoche con
el seleccionador los primeros días del blog, cuando la cuenta iba
por cerca de los 400 días. Ha sido una cuenta que ha pasado deprisa;
pero un cuenta que ha permitido, en su transcurso, que infinidad de
experiencias sucediesen en mi vida y, a través del hecho de
compartirlo con vosotros, en las vuestras.
Poskiwoman, El Maestro, Saturnino,
“Balú”, “Pedi”, la megafonía, los momentos de soledad, las
dudas, las excursiones a Oviedo, la nieve, los días interminables
sin ver el sol, las llamadas de cada noche, los mensajes de texto...
todos ellos permanecerán en mi corazón a lo largo de estas tres
semanas y del resto de mis días.
Ahora, queda llegar a Londres y
disfrutar de un acontecimiento único. Uno de los entrenadores, me
preguntaba ayer paseando qué motivación puede tener un deportista
que acude a sus terceros juegos. Y aunque le respondí rápidamente,
sé que si lo pienso, sí hay una motivación más profunda; y es
tener la oportunidad de hacer las cosas bien. Ya no se trata de ganar
una medalla; que quieras o no, es el fin último de toda competición.
Se trata de esforzarse y de darlo todo; se trata de mostrar a los
demás nuestra forma de competir y de entender el deporte que
hacemos. Cada bola, cada estrategia, será la forma de decir “así
entiendo la boccia”. Sigo defendiendo la idea de que, si damos lo
mejor de nosotros mismos en cada momento, sea cual sea el resultado,
habremos crecido como personas. Habremos enseñado que, en la vida,
las cosas cobran valor cuando se ha luchado por ellas. Y si aun
luchando no las alcanzamos, significará que tenemos la oportunidad
de volver a intentarlo, pero que tendremos que hacerlo con otras
herramientas. Y si tras intentarlo, vencemos, tendremos la
oportunidad de compartir nuestro triunfo con aquellas personas que
queremos y que nos han acompañado a lo largo de todo este proceso. A
fin de cuentas, aunque los logros son para nosotros, y la experiencia
quedará en nuestra alma, el hecho de compartirlo con los demás hace
que su sentido sea pleno.
Por alguna razón, mientras os escribo,
viene a mi memoria la peluquera que viene los miércoles al centro y
de la que os he hablado alguna vez. Ella, sigue cortándole el pelo a
los residentes que, muchos de ellos, no son conscientes de su estado.
Y, aun así, ella se esfuerza porque queden guapos y aseados. No le
importa si su trabajo es apreciado o no. En esencia, ella hace las
cosas bien porque quiere, y no necesita que la persona que tiene
frente al espejo vea el trabajo que está haciendo. Esta, es una
actitud que me gusta y de la que he aprendido muchas cosas a lo largo
de todo este tiempo: hacer las cosas lo mejor posible sin importarte
quién puede llegar a apreciarlo. Si somos capaces de hacerlo,
estamos obligados a ello. De no hacerlo, de no dar el 100%, el
resultado, sea el que sea, no tendrá valor.
Pienso que tenemos la oportunidad de
disfrutar con esta experiencia, ver otros deportes y a otros
deportistas, aprender y convivir con ellos... anoche escuchábamos
las lágrimas de una nadadora asustada, las ilusiones de una
haltera... y sentía, como os decía antes, que somos una gran
familia. Recuerdo que, en los juegos de Beijing, cuando un español
entraba en el comedor con una medalla, nos alegrábamos todos; pues
había algo de todos nosotros en ese triunfo. Era genial!
Hoy, es día de organizarse. Mientras
os escribo, me han dado la acreditación que tendremos que llevar
siempre encima, y la gente ya está hablando de trámites, de
transporte de material a la villa, de horarios... se nota que poco a
poco la maquinaria se está poniendo en marcha. Qué emocionante!
Supongo, eso me han dicho, que habrá WIFI por toda la villa; así
que ya os iré escribiendo conforme pueda compartir cosas con
vosotros. De momento, sé que tendremos, a excepción del día de la
inauguración, dos horas de entrenamiento al día. El resto del día,
variará en función de las actividades que hagamos en grupo y de los
deportes que queramos ir a ver. Según me han dicho, la villa se
encuentra a media hora en bus de nuestro pabellón. Sé que es
grande, que se llama EXCEL y que es una especie de recinto ferial
junto al río Támesis donde, aparte de boccia, se harán seis
deportes más a la vez. Además, hay un centro comercial dentro del
recinto; lo que quiere decir que el sitio tiene que ser bastante
grande. Ya haré alguna foto.
Y poco más. Queda poco tiempo para
aterrizar y he de guardar el portátil. En cuanto tenga una conexión
decente, os envío este post.
Besos a todos!
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