viernes, 20 de julio de 2012

...40...


Hum...

Hola a todos! Cómo va todo? Hace dos días que no os escribo; y aunque hoy es mi día libre, he querido escribiros para que no pasase más tiempo sin hacerlo. Mañana, después del ejercicio que tengo que hacer por la tarde he de salir a un sitio y no podré escribiros tampoco. Estos días atrás, han sido de entrenamiento en pista; así que tampoco había mucho que contar. Vamos a ir variando un poco el plan y la rutina y vamos a ir metiendo más horas de entrenamiento con bolas y más periodos de descanso. A las alturas que estamos, tampoco tiene sentido matarse a trabajar. Eso, ya se hizo a principio de temporada.

Y bueno, hablando del inicio de la temporada, que no sé muy bien cuándo fue; ya que al regresar de Irlanda hubo unos días de parón y enseguida comenzamos a preparar el campeonato de Noruega. Y, al regresar de éste, en apenas dos semanas, comenzó la liga autonómica... os cuento que estos días atrás no he escrito porque necesitaba un poco de silencio. Vamos llegando al final de esta etapa y los ánimos, quieras que no, se ven entre dos aguas; la del cansancio, y la de la emoción de ir a unos juegos. Ayer, una amiga me recordaba que serán mis terceros juegos. Que se dice pronto, pero que hay que detenerse a pensar en todo lo que eso significa en lo que a trabajo y esfuerzo se refiere. Y vi que tenía razón, y que debería alegrarme de ver a dónde he llegado. Estos días, reconozco que he desfallecido un poco al llegar a no disfrutar de lo que hacía; al llegar a olvidar qué era lo que me hacía levantarme cada mañana. Y bueno, como todo mortal, opté por no escribir. El silencio es algo que siempre me ha venido bien. Y la verdad es que lo necesitaba. Desde aquí, agradecer los mails de las dos personas que se han percatado de este silencio y me han hecho ver que estaban a mi lado en estos momentos.

Y, en situaciones así, en los que uno se encuentra en mitad de una tormenta, opté por esperar a que las aguas se calmasen. Y me puse a leer un pasaje de mi libro favorito. En él, un ángel le pide al profeta Elías que vaya hasta la ciudad de Akbar, donde deberá cumplir los designios de Su Señor. Elías, que en ese momento está pasando una crisis de Fe, le pregunta al ángel por qué lo elige a él, si no es digno al haber dudado de la existencia de Dios. Y el ángel, le responde:

Todo hombre tiene derecho a dudar de su tarea y a abandonarla de vez en cuando; lo único que no puede hacer es olvidarla. Quien no duda de sí mismo es indigno, porque confía ciegamente en su capacidad y peca por orgullo. Bendito sea aquel que pasa por momentos de indecisión.

Creo que son palabras muy acertadas; y, al menos a mí, me sirven para coger ánimos de vez en cuando y recordar que es humano desfallecer en nuestro empeño. Pero que debemos seguir intentándolo siempre. Muchas veces, sentir que fracasamos o que nos rendimos, no es más que una invitación a seguir luchando por nuestra meta, pero con otra actitud, o con otras herramientas. Todos tenemos días, momentos puntuales, en lo mandaríamos todo al carajo. Pero hay que saber detenerse en ese mismo momento a observar dónde estamos y cuál es nuestra meta. Y qué hemos olvidado en nuestro camino o con qué carga añadida estamos caminando y desprendernos de ella.

Y bueno, ahí sigo con mis reflexiones. En cuanto al día de hoy, tal y como os decía, lo he tenido libre; y he aprovechado para salir a comprar un disco duro y un recipiente con tapa donde poder llevar y comerme los yogures con proteína que tomo en los entrenamientos de las tardes. Así que ha sido un día de lo más tranquilo.

Os veo el domingo.
Besos a todos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario