Hum...
Hola a todos! Cómo va todo? Hace dos
días que no os escribo; y aunque hoy es mi día libre, he querido
escribiros para que no pasase más tiempo sin hacerlo. Mañana,
después del ejercicio que tengo que hacer por la tarde he de salir a
un sitio y no podré escribiros tampoco. Estos días atrás, han sido
de entrenamiento en pista; así que tampoco había mucho que contar.
Vamos a ir variando un poco el plan y la rutina y vamos a ir metiendo
más horas de entrenamiento con bolas y más periodos de descanso. A
las alturas que estamos, tampoco tiene sentido matarse a trabajar.
Eso, ya se hizo a principio de temporada.
Y bueno, hablando del inicio de la
temporada, que no sé muy bien cuándo fue; ya que al regresar de
Irlanda hubo unos días de parón y enseguida comenzamos a preparar
el campeonato de Noruega. Y, al regresar de éste, en apenas dos
semanas, comenzó la liga autonómica... os cuento que estos días
atrás no he escrito porque necesitaba un poco de silencio. Vamos
llegando al final de esta etapa y los ánimos, quieras que no, se ven
entre dos aguas; la del cansancio, y la de la emoción de ir a unos
juegos. Ayer, una amiga me recordaba que serán mis terceros juegos.
Que se dice pronto, pero que hay que detenerse a pensar en todo lo
que eso significa en lo que a trabajo y esfuerzo se refiere. Y vi que
tenía razón, y que debería alegrarme de ver a dónde he llegado.
Estos días, reconozco que he desfallecido un poco al llegar a no
disfrutar de lo que hacía; al llegar a olvidar qué era lo que me
hacía levantarme cada mañana. Y bueno, como todo mortal, opté por
no escribir. El silencio es algo que siempre me ha venido bien. Y la
verdad es que lo necesitaba. Desde aquí, agradecer los mails de las
dos personas que se han percatado de este silencio y me han hecho ver
que estaban a mi lado en estos momentos.
Y, en situaciones así, en los que uno
se encuentra en mitad de una tormenta, opté por esperar a que las
aguas se calmasen. Y me puse a leer un pasaje de mi libro favorito.
En él, un ángel le pide al profeta Elías que vaya hasta la ciudad
de Akbar, donde deberá cumplir los designios de Su Señor. Elías,
que en ese momento está pasando una crisis de Fe, le pregunta al
ángel por qué lo elige a él, si no es digno al haber dudado de la
existencia de Dios. Y el ángel, le responde:
—Todo
hombre tiene derecho a dudar de su tarea y a abandonarla de vez en
cuando; lo único que no puede hacer es olvidarla. Quien no duda de
sí mismo es indigno, porque confía ciegamente en su capacidad y
peca por orgullo. Bendito sea aquel que pasa por momentos de
indecisión.
Creo que son palabras muy acertadas; y,
al menos a mí, me sirven para coger ánimos de vez en cuando y
recordar que es humano desfallecer en nuestro empeño. Pero que
debemos seguir intentándolo siempre. Muchas veces, sentir que
fracasamos o que nos rendimos, no es más que una invitación a
seguir luchando por nuestra meta, pero con otra actitud, o con otras
herramientas. Todos tenemos días, momentos puntuales, en lo
mandaríamos todo al carajo. Pero hay que saber detenerse en ese
mismo momento a observar dónde estamos y cuál es nuestra meta. Y
qué hemos olvidado en nuestro camino o con qué carga añadida
estamos caminando y desprendernos de ella.
Y bueno, ahí sigo con mis reflexiones.
En cuanto al día de hoy, tal y como os decía, lo he tenido libre; y
he aprovechado para salir a comprar un disco duro y un recipiente con
tapa donde poder llevar y comerme los yogures con proteína que tomo
en los entrenamientos de las tardes. Así que ha sido un día de lo
más tranquilo.
Os veo el domingo.
Besos a todos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario