Hum...
Hola a todos! Cómo ha ido el día?
Espero que bien, y que hayáis podido encontrar en él un momento
para deteneros a pensar si, la vida que lleváis, es realmente la que
os gustaría llevar. A veces, basta despertar un pensamiento de
rebeldía para que las cosas que suceden a nuestro alrededor
comiencen a cambiar.
Bien, os cuento que esta mañana he
vuelto a caballos. Me he alegrado mucho de reencontrarme con la
fisio, con la psicóloga y su presencia siempre hermosa, con Balú,
con la alergia... hoy ha sido un día de esos que he terminado con
una sonrisa. Pero, como tengo tiempo, más que resumiros lo que ha
ocurrido, lo transcribo:
Estábamos a mitad del recorrido, y
dice la fisio que iba montada junto a mí arriba de Balú:
-Chema, como igual es el último día,
qué te parece si hoy probamos a ir un poco al trote.
-Hum... (guardo silencio)
-Venga Chemaaaa (la pedagoga que camina
junto al caballo).
-Es que reconozco que me da miedo.
-Pero miedo de qué, si no te va a
pasar nada...
-Va Chema.... que yo te sujeto.
-Es queeee.....
-Vengaaaa, vaaaa....
-En fin... venga va! (Dios te salve
María, llena de eres de gracia....)
Así que, en una pequeña recta, apenas
unos metros, anduvimos al trote con Balú. Y buah... la sensación
fue espectacular. Me moví de mi sitio mucho menos de lo que
esperaba, y notabas cómo toda la columna iba arriba y abajo,
sintiendo el traqueteo de los cascos contra el suelo. Reconozco que
me encantó esos breves matices de adrenalina asustadiza. Eso sí,
acabas que parece que hayas estado saltando la comba con todos los
huesos. Pero muy cómodo. El último tramo, sentado solo en el
caballo, lo hice otra vez llevando yo las riendas. Aunque, hay que
decir que, lo de frenar, todavía no lo consigo y el caballo sigue
adelante por más que yo tire de él. Al llegar, se me ha escapado un
-”Manuel, hemos ido al trote. Más guai...”- Y la fisio se reía
conmigo.
Hemos llegado al centro con la mesa
puesta, como siempre. Y de allí, al entrene en pista de los viernes.
El suelo del pabellón estaba más cubierto si cabe que ayer de la
pelusa de las flores. A decir verdad, el paisaje de hoy era similar a
un día de nieve, por la cantidad de copos que había en el ambiente.
En cuanto al entrene en sí, podría decir que ha sido igual que los
anteriores, los de otros viernes; pero la verdad es que no ha sido
así. Conforme pasan los días, me siento más tranquilo y seguro de
estar en el buen camino; y es algo que hace que entre en un círculo;
pues al sentirme mejor, las cosas salen mucho mejor, como hoy, y hace
que todavía tenga mejores sensaciones.
Y poco más. El Maestro me espera en el
parque para dar una vuelta. Así que os voy a dejar aquí y mañana
os cuento más cosas.
Besos a todos!!
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