miércoles, 2 de mayo de 2012

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Hum...

¿Estáis completamente aquí?

Hola a todos! Cómo ha ido el día? Espero que bien, y que hayáis encontrado en él el sentido al día de hoy, tanto en su concepto aislado, de día de comienza y termina, como del día que supone una suma a un conjunto, una gota más hacia un camino y que forman parte del cúmulo de experiencias que un día llamaremos vida.

Bien, hoy ha sido un buen día para mí. O más bien, un día interesante. Por la mañana, he vuelto a la actividad de caballos. Tenía unas ganas enormes de reencontrarme con Balú, con la fisio, con la psicóloga, y con toda la familia que conforman la actividad ecuestre. Al llegar y entrar por la puerta, Balú que estaba sujeto a uno de los ganchos, ha relinchado un poquito. Y no sé si ha sido al verme, pero reconozco que me ha hecho ilusión. Así que me he acercado a verlo, a darle unos mimos, a dejar que me pusiera la frente delante para que lo acariciase, a hablarle... hemos montado; pero hemos dado una vuelta algo más corta de lo habitual, pues yo no terminaba de coger la postura y me hacía daño con mi coxis y su columna. Quizás hayamos perdido un poco el hábito, hablaba al bajarme del caballo con la fisio, pues no ha cambiado ninguna variable: cinchuelo, mantilla, culot, protector... todo es lo de siempre. Así que pensamos que simplemente era que hace un mes que no monto. Y el huir del dolor del coxis hacía que fuese muy reclinado hacia atrás; así lo podía ver yo mismo en los reflejos de los cristales de los coches que había aparcados por la calle; lo que ha hecho que terminase un poco cansado de la espalda. Pero vaya, que me ha encantado verlos a todos de nuevo.

Hemos regresado al centro justo a la hora de comer. Y, tras descansar un poco, he vuelto también al grupo de meditación Zen.

Hoy, el profesor, nos ha hecho una pregunta al comenzar: ¿Estáis completamente aquí?. Y los cuatro que éramos nos hemos quedado en silencio. Hay que recordar que la meditación Zen persigue alcanzar una mente serena que vive en el aquí y en el ahora. Con la meditación, nos decía hoy el profesor, buscamos dos cosas: detener la mente que analiza, que busca identificarse con aquellas cosas que el ego persigue, y que clasifica las experiencias tras el cristal de la óptica con que observa las cosas; haciendo así que se pierda la sencillez de ver las cosas tal cual son, sin interpretarlas, sin condicionarlas. Y por otro lado, la meditación persigue también el descubrir quién es cada uno, conocer su interior; para, de esta forma también, poder identificar al ego, y saber que somos algo mucho más grande y valisoso. Para mí, ha sido una pregunta de esas de choque, que te hacen ver que la respuesta es “no”. Y con la primera de las tres meditaciones de hoy, hemos ido viendo cómo la mente nos impide muchas veces vivir el momento presente. Nos hemos centrado en nuestra respiración, intentando poner en ella toda nuestra atención; como una forma de detener la mente; como una forma de dejar, por unos instantes, de identificarnos con los deseos de ésta. Nos hablaba el profesor hoy en otra parte de la sesión, de que el dolor físico es llevadero; mientras que el dolor emocional es más difícil de sobrellevar, y que en la mayoría de las veces, el dolor emocional tiene su origen en una carencia afectiva. Para él, la fuente de todo sufrimiento es la carencia de afecto; y es eso lo que hace que nuestra mente divague y esté constantemente pensando y maquinando. Si nuestro mundo afectivo está bien, si no nos identificamos con los deseos afectivos de nuestro ego, nuestro interior no experimentará dolor. Ha sido interesante...

Y poco más. Al volver al CRE, me he llevado la sorpresa de que he ganado 9 eurazos en la primitiva. Si es que tengo una estrella..... jajajajaja!!!

Mañana os cuento más cosas. Besos a todos!!

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