miércoles, 18 de abril de 2012

...133...

Hum...

Hola a todos! Cómo ha ido el día? Espero que bien, y que hayáis encontrado en él algún motivo que haya hecho el día, aunque haya sido sólo por un instante, especial. Muchas veces, nos pasamos la vida esperando que nos pase algo grande, algo inolvidable, y dejamos pasar de forma desapercibida las pequeñas experiencias de cada día; que son, a fin de cuentas, las que conforman realmente nuestra existencia.

Bien, os cuento que, esta mañana, tras el desayuno, he estado entrenando en pista con mi entrenadora. Ha sido una experiencia interesante; pues ha sido un entrenamiento que, en un momento puntual, me ha pedido un esfuerzo mental. Tenía que resolver una serie de situaciones y tenía que pensar en la forma de plantear y resolver después toda la situación creada. Y, simplemente, ha habido un momento en que el cerebro se ha saturado y ha dejado de pensar. Y me he ido del entrenamiento pensando “nueces, nueces, nueces...”. Me las pedía el cuerpo imperativamente. Así que me he comido un puñado al llegar a la habitación. Hay que ver cómo determina el desayuno en el rendimiento de un deportista para hacer determinadas cosas. Es bueno atender la demanda de proteína y demás, pero no podemos olvidar alimentar la materia gris. Que, a fin de cuentas, es la que rige todo lo demás. Seguimos aprendiendo!

Después del entrenamiento, he estado en la habitación con El Maestro. Quiere comprar unos vinilos decorativos para su nueva canaleta, y hemos estado mirando modelos. Ahora después, volverá a ver si se decide por un par de modelos que no tiene claros. Y bueno, entre el entrene y los vinilos, se me ha ido la mañana. He tenido algún hueco más libre; pero hace un aire bastante desapacible; así que he optado por quedarme en el centro. Debería salir a por más sobres para los envíos de los libros. Pero ya iré mañana.

Por la tarde, la entrenadora de aeróbic no podía venir por asuntos propios; así que he puesto uno de los vídeos que tengo y lo he hecho en la habitación. Han pasado varios residentes por la puerta y les he invitado a entrar y hacerlo conmigo, pero todos salían corriendo (Noooooo!) jajaja! Y es que a nadie le gusta hacer esfuerzos... pero hoy, antes del aeróbic, os cuento que he quedado con El Maestro para jugar al ajedrez. Hemos cogido su juego personal, su tablero y sus fichas, y nos hemos puesto en el mirador. El pasillo estaba en silencio, hacía un leve sol, y se prestaba a jugar allí, en tranquilidad. Os mando una foto del paisaje que ha formado el conjunto. Hemos jugado dos partidas, de algo más de media hora cada una. La primera, él con blancas, me ha ganado. Y la segunda, así medio de sorpresa, le he ganado yo jugando con blancas. Os mando una foto (ya que tenía la cámara.... jajaja).





Y poco más. Voy a ver si le aviso y que venga a decidir lo de los vinilos. Besos a todos!

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