jueves, 8 de marzo de 2012

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Hum...

Hola a todos! Cómo ha ido el día? Espero que bien, y que haya sido ameno y sencillo. A veces, la mayor satisfacción cuando llegamos al final del día, es, simplemente, haber caminado con serenidad todo el día.

Hoy, os escribo muy tranquilo y contento, con la satisfacción que da el haber hecho bien las cosas.

Esta mañana, tras el desayuno, he tenido entrenamiento en pista. Nos hemos detenido un momento para ver dónde estamos, y el tiempo que nos queda para hacer todo lo que queremos hacer. Hemos planificado, hemos tomado decisiones, y hemos tomado compromisos. Y luego, hemos entrenado un poco. Ha estado muy bien.

Del entrene, me he ido a fisio. La espalda está bien, y hemos optado por trabajar piernas primero, por no desatenderlas, y atender un poco el hombro después. No es que esté lesionado; pero es importante mantenerlo en las mejores condiciones posibles. A fin de cuentas, es el hombro que más utilizo a la hora de hacer apoyos en las transferencias, o de coger cosas del suelo. Ya no se trata de la importancia deportiva que tiene, sino de su relevancia en el día a día.

Tras el entrene, he estado hablando con la médico, acerca de la importancia de las comidas, de la cantidad, y de lo que como en sí. Es cierto que mi desgaste, y mis necesidades, son diferentes a la del resto de los residentes; y eso requerirá que, en algunas ocasiones, mi comida sea diferente a la del resto. Como siempre, no ha habido ningún problema. Creo que es algo que he comentado muy pocas veces; pero una de las cosas que tiene este centro, es la apertura de mente que tienen las profesionales de cara a las necesidades que les pueda plantear. Un gustazo.

Por la tarde, tras descansar un poco, hemos vuelto a tener entrenamiento en pista. A diferencia de otras veces, he entrenado en un campo aparte del resto. Oía un leve rumor, que se juntaba con el de los chicos que entrenan a baloncesto en otra parte del pabellón. Pero era como si estuviese solo, concentrado en mis cosas. Y se ha notado. Hoy hemos tirado un montón de bolas; y el porcentaje de bolas buenas, ha sido muy alto. Me sentía muy cómodo y sereno, y eso se nota a la hora de entrenar. Las bolas, simplemente, iban donde tenían que ir, indiferentemente de la distancia a la que lanzase o el brazo con el que lo hiciese. Y claro, el hecho de ver que todo salía bien, ha hecho que regresase al centro con la satisfacción propia de las cosas bien hechas.

Ahora, el día llega a su fin. Me apetece leer un poco, ver la tele y evadirme del trabajo del día. Creo que es importante mimarse y quererse a uno mismo, aunque sea en pequeñas dosis...

mañana os cuento más cosas.
Besos!

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