viernes, 30 de marzo de 2012

...152...

Hum...

Hola a todos! Cómo ha ido el día? Espero que bien, y que hayáis podido encontrar en él un momento para entender las cosas que ocurren a vuestro alrededor. Si observamos y entendemos las circunstancias que envuelven cada experiencia, aparecen y desaparecen muchos pensamientos; y las cosas se ven de otra manera...

Bien, hoy os escribo un poco antes porque hemos quedado la pandilla para irnos a cenar. Mañana comienzan a irse muchos a pasar la Semana Santa fuera, en el pueblo, en la playa, en casa... y hemos quedado para hacer una merienda-cena de despedida.

Os cuento que esta mañana he vuelto a ir a caballos. Hoy era una mañana tranquila. La psicóloga, de quien ya os hablaba de su sonrisa, y de su rol firme y constante, me ha pedido que la acompañase a recoger unas mantas al prado a un par de caballos. Por el breve camino, me iba explicando cosas del día a día con los animales, de cómo dirigirse hacia ellos, de sus costumbres... me ha gustado escucharla. Y después, mientras los demás montaban, me he quedado esperando mi turno apoyado en una pared, cual mariachi bajo el sol, con la paz mental de quien no tiene otra cosa que hacer que vivir el momento. Y mi momento, en ese instante, no era otro que tomar el sol. Por fin, ha venido la fisio y hemos ido los dos a por Balú. Él, estaba comiendo hierba verde, fresca, recién cortada... y se le notaba porque tenía el morro verde. Tras los mimos y cepillarlo un poco, hemos salido a dar el paseo de siempre. Poco a poco, voy corrigiendo algunas cosas de la postura. Es cierto que hago un gran trabajo físico, sobretodo con las abdominales, y acabo jadeante. Pero noto que me va muy bien, y que vamos obteniendo una mejor postura arriba del caballo. Hoy, como nueva actividad, la fisio me ha pedido que cerrase los ojos en algunos tramos. Y he de decir que ha sido muy complicado al principio. La vista nos ayuda mucho en el equilibrio. Y cerrar los ojos encima de un animal que se mueve, requiere una gran confianza en que, simplemente, todo va a ir bien. Me he dado cuenta que, sin estar tenso, ni preocupado, tengo todos los sistemas en alerta cuando voy arriba del caballo. Supongo que el hecho de saber y entender que no controlas todas las variables de lo que puede hacer el animal, tiene algo que ver. Hoy, hemos dado una vuelta un poco más grande, ya que íbamos bien de tiempo. La fisio, me va lanzando mensajes positivos, me felicita, me gasta bromas, y nos reímos mucho los dos. Creo que es una buena terapia conjunta. Y bueno, el último tramo, lo he vuelto a hacer solo. Tal y como os decía el miércoles, es un tramo que me da respeto. Ya no es miedo. es... no sé... otra cosa. Pero no es miedo. Y reconozco que me da cierto respeto, pero cierta vidilla a la vez... como curiosidad, os cuento que hoy me volvía a molestar un poco la columna del caballo al coincidir con mi coxis. Supongo que porque me he sentado un poco más adelante que de costumbre. Y, en consecuencia a esto, la fisio me ha sugerido montar a otro caballo llamado “Lolo”, algo más mullido. Y le he puesto un poco de morritos y me ha preguntado si es que estaba encariñado con Balú. Y le he dicho que sí; que no quería cambiarlo. -”eres fiel, eh?” me ha dicho... jajaja!

Como siempre, hemos vuelto de los caballos a mesa puesta. Y, sin descansar, de allí me he ido al entrene en pista. Hoy, ya se ha notado que éramos menos. Quieras que no, se nota en el silencio, en las risas, en las bolas que se lanzan... hemos hecho partidos, como todos los viernes, y nos hemos reído. Supongo que seguimos disfrutando con lo que hacemos. Y eso, sinceramente, es algo que nos hace sentirnos afortunados. A pesar de llevar un año y medio aquí, sigo encontrando esa actitud en muchos residentes, con sus carencias, con sus limitaciones, son capaces de encontrar el gusto por las pequeñas cosas, y van metiendo en sus vasos pequeñas experiencias, sonrisas que apenas duran unos segundos, pero que, cuando colman el vaso cada día, significan que ha sido una jornada sencilla y placentera.

Y poco más. Os dejo que he hacer unas cosas antes de irme y deseo, como todos los días, tener un rato al día para mí, para mi silencio, para mis pensamientos, o, como esta mañana, para simplemente, no hacer nada.

Besos a todos!

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