miércoles, 1 de febrero de 2012

...210...

Hum...

Hola a todos! Cómo ha ido el día? Espero que bien. He de deciros que, a pesar de que nadie me escribe, sigo encontrando cierta alegría cada vez que os escribo y comparto con vosotros mi día a día.

Hoy, ha sido un día intenso y especial, de esos que uno guarda un buen recuerdo. Os cuento:

Esta mañana, como cada miércoles, me he ido a montar a caballo. Estaba deseoso de ver a Balú. Pero, cuando he llegado, he observado que tenía una herida de gran tamaño en una de sus patas. La fisio, me ha explicado que otro caballo le había dado una coz, y que estaba dolorido. Por lo que hoy iba a montar a otro caballo llamado “romero”. Me he ido con la fisio al prado y, llevándolo yo de las riendas y ella a mí, hemos ido los tres a la zona donde lo ensillamos y lo montamos para salir a la calle. Se trataba de un caballo un poco más activo, más vivo. Y lo he notado enseguida porque se ponía al trote sin darte cuenta, por lo que obligaba a ir más al tanto de lo que hacía. Pero hemos hecho zig, zag, hemos dado vueltas, hemos subido a las aceras y cruzado medianas... y todo muy bien. Hoy me permitía soltar el cinchuelo, que es como unas riendas fijas, y bromear con la fisio, que estaba encantada de ver lo rápido que me he adaptado al hecho de montar. Al terminar, mientras esperaba a El Maestro que estaba dando una vuelta en su caballo, Balú me miraba de lejos, quizás sintiéndose desplazado y ausente de mis caricias. Y como sentía su tristeza, me he acercado a acariciarlo un poco y a decirle cosas. Hay que ver la complicidad y el cariño que le he cogido a ese animal. Espero que la semana que viene ya esté bien.

Hemos vuelto al centro prácticamente para comer. Y, de allí, me he ido al grupo de meditación Zen. Hoy, éramos siete. El profesor nos ha hablado de la mente consciente, la que observa en cada momento, y la que simplemente, deja las cosas pasar, sin percatarse en ellas. Hemos hecho una meditación “testigo” que se llama; en la cual, te distancias de tu propio yo, para poder ver las cosas, y los pensamientos que esas cosas o personas que suscitan, sin identificarte con ellos. Ha sido muy interesante ver cómo a veces prejuzgamos las cosas o a las personas debido a pensamientos que nacen de nuestro ego; y cómo, si somos capaces de distanciarnos un poco, podemos ver la verdadera realidad de las cosas. Ha sido muy interesante. Al finalizar, nos ha dado un pequeño bollo a cada uno para que lo saboreásemos con los ojos cerrados, de forma consciente. Y como era de chocolate, yo no le he hecho; pero me lo he pasado pipa observando las caras de los demás mientras olían, mordían o masticaban su bollo pensando que nadie les veía.

Es interesante descubrir cómo, al detenernos un instante, las cosas más cotidianas se vuelven ricas e interesantes. Pero es necesario detenerse a observar y ser capaces de ver las cosas tal cual son, sin evaluarlas, sin juzgarlas. El profesor, nos pedía que describiésemos nuestro estado interior, a ser posible, con una palabra. Y, últimamente, mi palabra es “lago”, por la quietud y la calma que siento en mis aguas. De hecho, quizás por la meditación final, con cuenco budista incluido, he regresado al CRE con una gran sensación de gratitud por la vida. Y supongo que es por la tranquilidad con que vivo los acontecimientos que me rodean.

Y bueno, tras el paseo de vuelta, he hecho la sesión de aeróbic de hoy. Así que puedo decir que el día ha dado para todo. Para reír, para estar serio, para quedarse quieto meditando, y para moverse intensamente. Supongo que es como todo buen plato cocinado; vas juntando elementos dispares, y al final sale un plato excelente.

Besos a todos!!

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