domingo, 5 de febrero de 2012

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Hola a todos! Cómo ha ido el día? Espero que bien, y que no hayáis pasado mucho frío. Aquí, inesperadamente, hemos tenido un día soleado y tranquilo, con 8 grados. Todo un lujo que me hacía sentir envidia de otras provincias, donde la nieve ha campado a sus anchas. En fin... nunca nieva a gusto de todos. Jajaja!

Bien, hoy hay poco que contar. Ha sido un día tranquilo, de cosas sencillas, de largas charlas y de momentos para uno mismo. Por la mañana, tras el desayuno y hacer unos informes, me he puesto con el pedalier. “Pedi” y yo hemos visto el final de la primera temporada de Moderm Family. Hoy, hemos cambiado el orden del ejercicio y los he hecho al revés que los hice ayer. Por la cosa de no mantener una rutina y crear un pensamiento de que las cosas sólo se hacen a una determinada hora. Creo que es importante seguir manteniendo una mente flexible en estas cosas.

Tras el pedaleo, ha venido El Maestro a mi habitación. Hoy hace un año que falleció su madre; y quería estar con él si así lo necesitase. Pero la verdad es que lo he encontrado muy entero. Hemos hablado durante un buen rato sobre diferentes aspectos de la vida. Luego, me ha dicho de salir un rato, pero con el frío que hacía he preferido quedarme sin salir y no tentar a la suerte. Está casi todo el centro resfriado y con mocos, por salir cuando no deben; y no quiero ser uno más. He de cuidarme; y eso, a veces, significa quedarse sin salir.

Y bueno, con ello, nos han dado la hora de la comida. Tras comer y descansar un rato, he hecho la sesión doble de ejercicios de brazos. Y luego, me he quedado un rato leyendo. Me apetecía un rato de tranquilidad para mí, para escucharme, para escribir a alguien o, simplemente, para no hacer nada. Creo que uno de los secretos de sentirme tan tranquilo últimamente, es que todos los días encuentro un ratito para dedicármelo a mí y a lo que me apetezca hacer. Todo el mundo debería dedicarse un momento al día. Es importante.

Y poco más. Os cuento que ayer por la mañana nos dejó Poskiwoman. Al parecer, la invitaron a irse a vivir a una residencia en un pueblecito de Japón. El problema es que la persona que apuntó el lugar al que se iba y la forma de contactar con ella, perdió el papel donde lo había escrito; y nunca más podremos saber de ella. Pero me alegra saber que estará bien allí, en el lugar al que se ha ido. Me han dicho que es un lugar precioso, y que podrá comer todos los dulces que desee. En mi recuerdo, queda su famoso "enfermerooooo!"

Lo dicho. Ha sido un día alegre y sencillo. Por el fondo, veo que se acercan nubes de lluvia; así que luego iré al mirador a charlar un poco con El Maestro mientras vemos llover. Mañana os cuento.

Besos a todos!

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