lunes, 19 de diciembre de 2011

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Hum...

Mis queridos amigos, os escribo mientras voy ultimando los preparativos del viaje de mañana a casa. Me marcho 17 días, de los cuales, según el plan inicial, descansaré 4 y seguiré haciendo ejercicio durante los otros 13. Aun así, aunque “pedi”, los ejercicios físicos y las sesiones de aeróbic se vienen conmigo, no os escribiré hasta el día de regreso a León.

Os escribo este correo con ilusión. Ilusión porque regreso a casa a disfrutar de una breve estancia tras la cual, afrontaremos la última etapa de entrenamientos, que durará 9 meses, de cara a los juegos de Londres. Van a ser días para enriquecerme con la familia, para disfrutar de mis amigos; pero, sobretodo, van a ser días para poder observarme a mí mismo desde fuera, elegir cuál es el camino que deseo recorrer a lo largo de la etapa venidera, y cargar pilas para ello. Como os decía el otro día a raíz de ver el vídeo sobre el hombre que casi se estrella en un avión, es mi deseo, o mi intención, ser siempre la mejor persona que pueda llegar a ser. Pero, para ello, he de elegir primero el camino que deseo recorrer, y luego recorrerlo de la forma adecuada. Estos días, me dejaré a mucha gente en el tintero por ver, por visitar. Pero, ya que van a ser mis días de descanso, no pienso ser un esclavo del reloj ni de mi agenda. Espero que lo entendáis aquellos a los que no vea.

Espero que sean unas fiestas sencillas para todos vosotros y que me contéis cómo habéis despedido el año y comenzado el próximo.

En cuanto al día de hoy, contaros que era el cumpleaños de mi entrenadora. Y aunque uno nunca alcanza a decirle con palabras todas las cosas por las que merece ser felicitada, creo que hemos conseguido entre todos sacarle los colores y hacerle sentir muy querida. Hemos intentado jugar, antes de darle su regalo de cumple, un partido de boccia El Maestro y yo. Pero ha sido imposible porque iban llegando todos los compinchados en el regalo y hemos tenido que detener el partido. Así que lo hemos dejado pendiente para enero. Eso sí, por la tarde, hemos podido jugar los dos al ajedrez. Como siempre, ha ganado él. Pero ya le voy poniendo contra las cuerdas... jejeje.

Y poco más. Aprovechad el momento y buscad algo por lo que estar agradecidos a la vida. Es la única forma de mantener las ilusiones vivas.

Muacs!

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