viernes, 18 de noviembre de 2011

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Hum...

Hola a todos! Cómo ha ido el día? Espero que bien. Como siempre, me alegro de veros un día más. Hoy, el día, aparentemente, es gris. Hace frío, apenas 0 grados cuando me he despertado, y se augura un fin de semana nuboso y con lluvia. Pero, en el fondo, siento que es un buen día, pues he recordado, o reaprendido algo.

Ayer, recibí una carta del comité paralímpico en el que me decían, con palabras que, a mi juicio tenían poco tacto, que iban a estar pendientes del trabajo que realizase a lo largo del 2012 y que, si el rendimiento no era, a su juicio, el deseado, revisarían las condiciones, beneficios y obligaciones de mi beca. En un principio, y pensando en el trabajo realizado este año, las renuncias personales, el esfuerzo y la dedicación, me enfadé. La persona que redacta ese tipo de cartas, debería recibir unas clases de oratoria. Me indigné ante ese escrito; pues parecía que, para ellos, no era suficiente. Pero hoy, tras reflexionar y hablar con mi entrenadora, me doy cuenta de que la carta es algo que forma parte del guión normal de las cosas. Y más, tratándose del año paralímpico. Por un lado, el comité tiene que velar por que sus deportistas cumplan con sus obligaciones, y que los recursos, ya sean humanos o económicos, se estén empleando de la forma adecuada para su fin último: ganar una medalla en Londres. De algún modo, los deportistas, sobretodo los becados, somos “empleados” del comité, cobramos por lo que hacemos, y debemos cumplir con un resultado. De la misma forma que un empleado responde a su empresa con un trabajo obtenido.

Pero, por encima de todo, me doy cuenta que tengo que dejar a un lado, o más bien olvidar, las exigencias del comité como tales, y vivir la tecnificación desde la óptica de que estoy haciendo lo que me gusta; y que, además, lo hago porque quiero. Puedo, podemos todos, irnos a nuestra casa cuando queramos, que nadie nos obliga a seguir entrenando. Dándole la vuelta a la tortilla, hoy no pienso en mis entrenamientos como una obligación o como una presión por parte del comité; sino que pienso ellos como el privilegio de estar haciendo lo que me gusta, y que encima me paguen por ello. Por otro lado, cumpliendo con mis horarios, con la disciplina y con los entrenamientos, pienso que no ha de preocuparme que el comité pueda ver una merma en mi rendimiento, pues, mientras disfrute con lo que hago, no lo habrá. Así que, incluso pensando en la situación en que están otros deportistas, uno termina estando agradecido por lo que tiene, y por las cosas que, haciendo bien mi trabajo, puedo alcanzar.

Son muy pocas las veces que os he hablado de quejas o incoherencias por parte del comité paralímpico. Además, en el contrato que tengo firmado con ellos, pone que ni siquiera puedo hacerlo. Pero hay veces en que no puedo evitar sentirme como un mero productor de resultados. Aunque, siendo frío, y viendo las cosas con objetividad y con los pies en el suelo, es así. El comité paga a los deportistas para que éstos tengan resultados. Es así de sencillo y de complejo a la vez.

En fin... en cuanto al día de hoy, tanto la entrenadora como el fisio, han comentado dejar el brazo descansar hasta el lunes, y hacer un ejercicio más pasivo. Así que, esta mañana, me he dedicado a pedalear 20 minutos, pero de forma asistida. “pedi” tiene varios modos de funcionamiento, en los que soy yo el que hace el esfuerzo de girar, o es él el que se mueve y yo solo tengo que acompañarlo. Y hoy, tocaba acompañarlo. De esa forma, no solo descansa la musculatura, sino que, con el movimiento, facilitamos la circulación sanguínea y recuperación de fibras. El resto de la mañana, ha transcurrido con sencillez. Ha subido un usuario del centro de día a mi habitación, porque quiere que le haga una camiseta, y hemos estado intentando plasmar su idea en la pantalla. Es complicado, a veces, convertir una idea en una imagen que represente lo que deseas expresar.

Por la tarde, tras comer y descansar un poco, he hecho la segunda sesión de pedalier. Así que no hay mucho que añadir a las sensaciones de la mañana. Ahora mismo, me molesta un poco el brazo. Pero sé que es en la zona donde estuve presionando el fisio ayer, y que es algo normal. Tras el pedaleo, me he dedicado a dibujar unas camisetas de La Guerra de las Galaxias. Sigo encontrando una buena terapia contra el aburrimiento el hecho de dibujar. Y vender las camisetas que haga o no, es lo de menos. Lo importante, al igual que con la boccia, es que disfruto haciéndolo.

Y poco más. Queda una hora para la cena; así que voy a ver si leo un rato o veo alguna serie y desconecto un poco.

Mañana os cuento más cosas.
Besos a todos!

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