domingo, 24 de julio de 2011

Día 281

Hum...

Hola a todos! Qué tal ha ido el domingo? El mío, ha sido hermoso. Muy hermoso, y tengo ganas de contaros algunas cosas del día. Pero antes, os cuento que anoche nos fuimos a la verbena que había unas calles más atrás. Fuimos siete sillas, seis eléctricas y una manual. El manual, era el jovencillo, que iba agarrado de uno de nosotros. Cuando llegamos al lugar, había una especie de feria ambulante, con varias atracciones y algunos puestos de salchichas y palomitas. Al fondo, el escenario mostraba a la banda de música más cutre que había visto en mucho tiempo. En eso, empezaba a sonar la música. Yo, esperaba una música actual, un éxito del verano a la española cantado por una rubia de bote en minifalda. Pero en lugar de eso, una mujer entrada en carnes y edades, empezó a entonar un -”No te vayas de NavarraaaaAAAAaaaaa....”- a lo que todos nos quedamos con caras de (o_O) (¬¬) (O_O) (o-¬). la cosa no fue a mejor, así que decidí marcharme a los 10 minutos en compañía de otra residente. A mitad camino, decidimos pararnos a tomar algo en un bar; y mientras lo hacíamos, vimos pasar una ambulancia. Con ironía, dije: -”esa va a por el residente jovencillo”-. Nos reímos, y nos marchamos al centro. Pero, una de las normas del centro, es que a partir de las 12 de la noche cierra las puertas las horas pares, para que el guarda de seguridad pueda hacer la ronda, y solamente abre sus puertas las horas impares. Y ya que eran las 12:15, nos tocó esperar en la puerta hasta la 1. y cuál fue nuestra sorpresa cuando, al rato, aparecieron todos menos el residente jovencillo. Resultó que se cayó de frente en la calle y se hizo una brecha en la barbilla; y, efectivamente, aquella ambulancia era para él. Se lo llevaron a ponerle unos puntos, y lo trajeron antes de la 1 con la barbilla vendada. En fin... una aventura más.

Bien, hoy ha sido una mañana tranquila. He salido al chino a comprar una tabla de esas de plástico blanco donde poder cortar la fruta que meto en la licuadora. He paseado un poco y he regresado a poner un poco de orden en el armario. Tras comer y dormir un rato, me he puesto a hacer la sesión de pedalier de la tarde. Parece que el sistema parasimpático me va mejorando; porque cojo unas sudadas que hace tiempo que no tenía. Quizá también sea por el aumento de fruta que estoy tomando al día. El caso es que, mientras hacía el pedalier, no me he puesto la música, sino una película. Y me ha encantado. Se llama “Ahora o nunca”, y trata de dos viejos, Morgan Freeman y Jack Nicholson, que tienen cáncer los dos, y deciden hacer una lista con las cosas que quieren hacer en los meses de vida que les quedan. Aunque es en clave de humor y tiene momentos muy emotivos, la película lleva consigo un gran mensaje: el de valorar las cosas que son realmente importantes en la vida.

Me ha gustado ver que hay que detenerse a pensar en si es importante discutir, ahorrar, renunciar a las cosas que deseas, llevarte mal con otras personas, no llamar a quien añoras. Me ha gustado ver que hay cosas tan sencillas como un desayuno tranquilo, o un cine con palomitas, o una conversación frente a una cerveza con quien aprecias, que tienen más valor que muchas de las cosas que hacemos a lo largo del día. La película me ha recordado que la vida es hermosa, y que hay que disfrutarla, que a todos se nos acabará la vida cualquier día, y que entonces, no habrán más oportunidades para hacer las cosas que siempre dejamos para “otro momento”. Es mi deseo recordar estas palabras y estas sensaciones, para que cada día sea hermoso por las oportunidades que habrá en ellos para hacer cosas como si fuese la última vez que pudiésemos hacerlas.

Os invito a que viváis con intensidad cada momento, a que llaméis a esa persona a la que nunca podéis dedicarle 5 minutos, que os deis un capricho, que os relajéis con vosotros mismos, que os vayáis a un karaoke o que alquiléis un coche u os marchéis de viaje donde nunca iríais. Quizás, no haya un mañana...

Os abrazo!

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