miércoles, 8 de junio de 2011

Día 236

Hum...

Hola a todos! Cómo ha ido el miércoles? Espero que bien. El mío ha sido de lo más tranquilo. Parece que esta será la pauta general en estos días, en los que el trabajo físico va dando paso a un trabajo mucho más técnico y preciso. Dentro de dos semanas empezamos un sin fin de fines de semana de viajes, aviones, concentraciones y competiciones... así que ya habrá tiempo para los días ajetreados.

Esta mañana no he ido a la piscina. Vamos variando el plan de trabajo y hoy tocaba no ir. Así que he aprovechado para salir a comprar algo de comida con la que complementar la dieta diaria; sobretodo, para los momentos inmediatos a cuando dejo de entrenar; que desde entonces, hasta la hora de la comida o de la cena, pasa demasiado tiempo para no comer nada. Tendré que comprar algún recipiente, algún tupper para los paquetes o los botes abiertos... ya veré. Incluso algún estante para ponerlo todo, o remodelar el armario... ya veré. El resto de la mañana, la he pasado charlando con El Maestro; pues nos llevamos algo entre manos... jejeje.

Por la tarde, he bajado a aeróbic nada más comer. Pero ha resultado que, unos por otros, sólo éramos dos personas. Así que la entrenadora se ha bajado a la sala de ajedrez y yo me he subido a hacer el aeróbic por mi cuenta para mantener la condición física. Nos hemos planteado tirar unas bolas; pero según el plan de trabajo, eso es algo que toca mañana y no hoy. Y el plan es algo que me gusta cumplir a rajatabla. Así que ahí estaba yo, con mi música, con mis movimientos, sudando y soltando algún “vamooooos!” de cuando en cuando.

Después, me he ido a fisio. Como diría Forrest Gump, lo tengo todo perfectamente perfecto. Y de ahí, de vuelta al centro. Hoy, al tener la tarde algo más libre, charlaba con Carmelo sobre el sentido de la añoranza y la soledad. Estos días, me contaba, no ha podido hablar con su princesa con la frecuencia que él quisiera. Pero que el sentimiento de que se siente pleno con ella, permanece. Me narraba (y reconozco que me encanta escucharlo) que le basta pensar en ella para sentir que está a su lado. Al parecer, su relación es tal que no necesitan verse a todas horas. No porque no lo deseen; sino porque existe esa libertad sana entre ellos al tiempo que una misteriosa conexión les une. Me ha gustado la charla. No por lo que me ha dicho en sí, sino por la serenidad con la que me lo ha contado.

Y poco más. Voy a ver si miro unas cosillas y me bajo a cenar. Mañana os veo de nuevo.

Muacs!

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