sábado, 4 de junio de 2011

Día 232

Hum...

Hola chicos! Qué tal ha ido el sábado? El mío ha sido tranquilo, rozando casi el aburrimiento...

Esta mañana, me he dejado dormir hasta que mi móvil ha sonado y me he levantado. De todas formas, todavía eran menos de las 10, así que he bajado tranquilamente a desayunar. Tras hacerlo y reposar un poco para darle tiempo al cuerpo para asimilar el alimento, he hecho los ejercicios que tengo marcados para mantener la condición física. Y bueno, a mitad mañana me he encontrado con la satisfacción de la faena hecha. Así que, promovido por un antojo, me he ido a comprarme fresas para el postre de la comida. Comprarlas, limpiarlas, trocearlas... me ha sobrado la mitad de la bandeja; así que mañana volveré a tener fresas de postre.

Después de comer, tras la siesta perezosa y los ejercicios físicos de la tarde, he salido a dar una vuelta. Llovía de lo lindo y daba gusto. León es una ciudad que se encuentra relativamente cercada entre montañas, por lo que el olor a aire limpio y tierra mojada llega enseguida a la ciudad.

Y poco más. Como os decía, ha sido un día sencillo. Un grupo de residentes se ha ido a Madrid a pasar el día y visitar el palacio real. Así que me he pasado el día prácticamente solo. Anoche uno de vosotros me preguntaba por El Maestro, del cual hace tiempo que no hablo. Simplemente, es que hemos cambiado algunos horarios, y los dos hemos contratado al mismo fisio por las tardes que no entrenamos a boccia; por lo que es más difícil que quedemos para jugar al ajedrez. Sí que hablamos, y mucho. Pero es eso mismo; que ya que nos vemos, preferimos conversar a ponernos a jugar. Tampoco he visto a Carmelo. Aunque poco a poco me voy impregnando de su forma de ver y hacer las cosas. Creo que es loable que alguien se comporte de forma enamorada todo el tiempo sin importarle lo que los demás puedan decir de él. ¡pasteleroooo! Hoy, Camilo, no se ha comido ningún panecillo que no fuese el suyo. Ayer lo volvió a hacer, y otro residente lo vio y lo dejó en evidencia... lástima. Me hubiese gustado cronometrarlo... jajaja!

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