jueves, 2 de junio de 2011

Día 230

Hum...

Vengaaaaa! Que ya es jueves! Hoy, he entrado en el blog, y he visto que éste ha llegado ya a las 4.000 visitas. Qué pasada! No sabía que me leía tanta gente... mola! Un d´ia de estos, tendré que hacer un especial o algo, entrevistando a poskiwoman o al hombre que hizo algo prohibido (ooooooh!). O a Carmelo, que se va ganando adeptos entre los lectores. Sobretodo, las lectores...

Bien, hola a todos! Hoy ha sido un d´ia sencillo. Parece que los días agitados están por venir o ya pasaron. Hoy, aparte del frío, que por la tarde ha desaparecido, poco hay que contar. Esta mañana tuve fisio. Más de lo mismo, corrientes, masaje de descarga de la musculatura... podría decir que me tienen entre algodones, jejeje.

Al regresar del fisio, casi era la hora de comer; así que no he hecho mucho más. La sorpresa del día ha venido cuando, comiendo, me he enterado de que uno de los residentes se había caído de la cama y se ha fracturado el codo y la muñeca. Lo he visto aparecer por el comedor todo escayolado y con una cara amarga. Su ilusión estaba centrada en una competición que tiene dentro de un mes. Y esas fracturas impedirán, casi con toda probabilidad, que no pueda asistir. Lo peor de todo, ha sido cuando han ido otros residentes a consolarlo, y cada cual, la soltaba más grande: -”que si tienes para más de un mes”. “que por lo menos 40 días”. “que ya te puedes retirar...” desde luego, en momentos así, la gente llega a ser muy poco constructiva. Así que lo he sacado del grupo de porteras deseosas de tener un tema del que hablar, y le he dicho que no les hiciese caso. Dentro de dos semanas, le quitarán la escayola y ya se verá cómo se encuentra. El médico, le ha dicho que en 20 días puede estar moviendo el brazo... así que ahora se debate entre los mensajes positivos que le hemos dado dos o tres de nosotros, y los mensajes tremendistas del resto. Por recomendación del médico, se ha pasado la tarde en la cama, para prevenir más golpes hasta que la escayola esté seca. Así que ahora iré a verle un rato y darle conversación.

Total, que después de comer nos hemos ido a entrenar al pabellón hasta mitad tarde; y ahora os escribo antes de darme una ducha y bajar a cenar.

Como os decía, el día no ha dado mucho de sí. Carmelo me sigue deslumbrando con su actitud recién descubierta. Una de las cosas que más me sorprende, es que es capaz de sentir durante todo el día un sentimiento de añoranza y de cariño. Lo alimenta con la ilusión de ver a “su princesa”, y lleva esa misma actitud a todo lo que hace. Ha sido gracioso, porque, cuando esperábamos para entrar en el comedor a mediodía, éramos un grupo de 5 residentes hablando, y una auxiliar ha pasado y ha dicho en tono cariñoso: -”Hola Carmelo”- y una de las residentes ha comentado que siendo 5, solamente lo han saludado a él. Supongo que, si uno siembra cariño, recoge cariño. Y si siembras otras cosas... ¡interesante darse cuenta de algo tan obvio!

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