Día 200 y 201

Hum...

Hola a todos! Cómo ha ido el miércoles? Ayer, hice 200 días en el centro; 200 días embarcado en una aventura que voy compartiendo con vosotros día tras día, reflejando, con la mayor transparencia posible, cómo voy viviendo el día a día lejos de casa, de los amigos, de la mujer que amo... y bueno, como era una fecha especial, decidí celebrarlo tras el entrenamiento. Por lo que no os escribí.

Hoy, que es mi día libre, aprovecho y os cuento lo que hice ayer.

No hice grandes cosas, o mejor dicho, cosas nuevas; pero sí hubo alguna que, al menos para mí, es importante. Hemos cambiado un poco el plan de trabajo para esta última etapa hasta la copa del mundo en agosto. Las variaciones que hemos hecho, van en función de los objetivos marcados que deseamos alcanzar. Uno de ellos, es mejorar la condición física y la resistencia de cara a la competición; ya que son muchos días seguidos, y el factor físico será importante. Por ello, y desde ayer, el pedalier ha pasado de ser sesiones de 30, a 45 minutos. Eso sí, esto sólo lo haré los días que tenga una única sesión de pedalier. Los días en que tengo dos sesiones, seguirán siendo de 30 minutos. Y bueno, os cuento con esa sonrisa típica de la satisfacción personal, que ayer no tuve ningún problema en cubrir los 45 minutos. Terminé sudoroso, y durante el ejercicio me bebí 1 litro de agua. Pero fue muy bien.

Ah!, antes del pedalier, estuve en el laboratorio haciendo un test de lanzamientos de bolas. Algo breve. Creo que mañana lo repetiré. Tras el pedalier, y ya que el fisio estaba ocupado, me dediqué a hacer cosas varias de la lista de “tareas pendientes”, como llamar por teléfono a los distribuidores de la silla manual, que se me ha roto un freno, y cosas así. Después, bajé a terapia. Hicimos diferentes ejercicios para que la chica que ha venido de prácticas entienda un poco la importancia de mantener la musculatura por poco que se use. Por un lado, para que no se pierda; y por otro, para no sobrecargar otros grupos musculares. Estuvo muy interesante!

Por la tarde, mientras el resto del grupo entrenaba o jugaba un partido de parejas, estuve entrenando en un campo del pabellón, “mi campo”, ejercicios de precisión. A decir verdad, no fueron ejercicios, sino un test para ver dónde me encuentro y trabajar de cara a los objetivos marcados. Estuvo muy bien. Me gustó ver que, a pesar del jaleo, y de que miraba a veces al campo de al lado para ver cómo iba el partido, me sentí bastante centrado en todo momento en mi trabajo.

Y poco más. Después, tuve una cena dulce a base de croquetas de queso, pescado y fresas; una agradable velada y una conversación sencilla. Los tres ingredientes perfectos para celebrar mis 200 días. Hoy, ya que era mi día de descanso, me he acercado a la feria del libro, he paseado dejando que me diese el sol en la cara, y, simplemente, he disfrutado del día con la compañía que deseaba, habiendo dejado el reloj en el olvido, donde no pudiese hacerse presente.

Mañana vuelvo al tajo, a tope, pero eso, será mañana...

Muacs!!