miércoles, 23 de marzo de 2011

Día 159

Hum...

Hola a todos! Qué tal ha ido este miércoles?por aquí, se va estropeando el tiempo. Parece que lloverá... pero bueno, forma parte de la primavera, y eso me gusta. El paisaje que hay al otro lado de mi ventana va cambiando poco a poco sus matices ocres por otros más verdosos. Las vacas caminan más despacio, como si no tuviesen prisa en devorar los pastos que van brotando... las mariposas conversan entre ellas... mola.

Bien, os cuento que seguimos con el plan de trabajo establecido a principio de temporada, aumentando horas de entrene. Hoy, me he levantado media hora antes para desayunar y ponernos a hacer trabajo técnico en una de las salas de centro. Apenas han sido unas bolas, no han llegado a la centena, pero ha sido un buen trabajo. Sencillo, pero bueno. Es un lugar en el que solo estamos la entrenadora y yo. En silencio. Es agradable y productivo a la vez. Todas las sensaciones se reducen al gesto de lanzar y a la ejecución del ejercicio. A decir verdad, he de reconocer que me ha sabido a poco. Supongo que es lo que tiene el hecho de que siga disfrutando con lo que hago.

Después, y como quien madruga para hacer sus deberes, me he encontrado con la mitad de la mañana libre. Así que he aprovechado para contestar viejos correos y organizarme el fin de semana.

Después de comer, he optado por no hacer siesta. A las 4 empezaba aeróbic y he preferido quedarme escribiendo y coger la cama con más gusto por la noche. Tras el parón de unos días atrás, vuelve a haber actividades por las tardes; y aeróbic es una de ellas. Había gente nueva en la clase, y otros no estaban. Ha estado muy bien; y como lo he seguido haciendo en la habitación todo este tiempo, cuando hemos terminado he soltado un pequeño “¿ya?”, jejeje. La monitora estaba encantada con mi aguante de las clases y el humor que pongo en ellas.

Oh! mientras os escribo, veo que el hombre que suele mear frente a mi ventana, está en ello... (o_O) a veces creo que se cree perro... a ver si le tiro un hueso, a ver qué hace...

Y bueno, qué os voy a contar? Me encanta jugar al ajedrez con el Maestro y perder. Lo de ganar, es que ni me lo imagino ya, jajajaja! Hoy hablábamos del hecho de que a veces es interesante dejar perder una pieza valiosa para ganar una posición o situación en el juego; cosa que no me cuadraba ante mi premisa máxima de jugar sin perder piezas. -”ganas sin perder piezas, es imposible”- me decía.

Y poco más. He de ir a hablar con el residente jovencillo y su inseparable amigo, pues vienen a verme a mi mesa cuando ellos terminan de comer, en el turno anterior, y me he enterado que hay un par de residentes, de la mesa de enfrente, que se han quejado porque dicen que molestan. Y como ya se tienen manía los 4, hablaré con ellos antes de que se líen a sillazos entre todos.

Lo dicho. Parece que está comenzando a llover, ha vuelto el frío, la ausencia del sol... y aun así, sigo sonriente... Aysss!

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