jueves, 10 de febrero de 2011

Día 118

Hum...

Hola chicos! Cómo va todo? Ánimo, que ya se termina el jueves!

Yo bien, hoy un poco más cansado de la cuenta. Los ejercicios de ayer de fuerza, los que tanto disfruté, me han traído hoy unas agujetas estupendas en los pectorales. Menos mal que me tocaba fisio y me ha hecho un masaje genial y luego me ha puesto corrientes. Hablando de corrientes, sigo manteniendo la concentración durante las corrientes de las piernas. Sigo pensando que es mucho más efectivo mantener la conciencia constante en aquello que hacemos. Así, también disfruto más mientras leo, pues, como decía el maestro Zen, cuando leo, sólo leo. Cuando como, sólo como. No hago otras cosas. Es algo que percibí la semana pasada en la concentración de la selección: a la hora de hacer un ejercicio, mi mente se ha vuelto clara. No piensa, no valora, no interpreta. Esto hace que los movimientos sean limpios, y que el brazo vaya a donde ha de ir con total sencillez. Supongo que, al no valorar ni pensar, no hay lugar para las dudas o los convencimientos. Las cosas, simplemente, fluyen.

Y bueno, después del fisio y los ejercicios físicos de la mañana, me he acercado a comprar nueces y crema para los labios, que aquí se resecan mucho. De paso, me he acercado a una tienda de deportes. Resulta que el residente jovencillo, tiene el problema de que siempre va descalzo porque se le salen las zapatillas y se le caen al suelo. Tiene tantas espasticidad en las piernas, que frota los pies contra los reposapiés y termina sacándose las zapatillas. Así que, como le voy cogiendo cariño, me he ido y le he comprado unas zapatillas de deporte de básket, de las que son más bien botas. Y buah... vaya cara a puesto cuando las ha visto. Le han encantado!! la verdad es que me he alegrado mucho al ver su cara. Y es que siempre he sido más de regalar que de que me regalen.

Esta tarde, en el entrene, una de las entrenadoras me decía que pongo “cara de bueno” cuando entreno. Le decía que no es cara de bueno, sino de gusto. Poco a poco, voy manteniendo esa concentración en lo que hago, o esa atención, más bien. Y hace que disfrute más de las cosas. Es como si todo tuviese su propio sabor. El tiempo del entrenamiento, el tiempo del desplazamiento... como decía una buena amiga, creo que voy descubriendo el placer de las pequeñas cosas. No porque sean pequeñas, sino porque voy sacando el placer que hay en cada momento, por separado. Ya no solo se trata de los entrenes, sino de todo lo que hago en el día a día, que, si lo vivo de forma aislada, viviendo cada cosa en su momento presente, me doy cuenta de muchos detalles que antes no veía. Es como disfrutar de una película, por los escenarios, por la música, por los diálogos... y no quedarse con una sensación general de que me haya gustado; sino que has disfrutado de cada pincelada del cuadro. En lo que al trabajo de hoy se refiere, hemos seguido con los ejercicios de dirección. Los ejercicios con la mano izquierda van saliendo poco a poco. El gesto, queda lejos todavía de tener la zaga y seguridad del brazo diestro; pero aun así, las sensaciones son muy buenas.

Y poco más. Hoy me he ido de la habitación por la mañana, dejándola hecha un desastre, y todavía no me he hecho ni la cama. Así que voy a ver si pongo un poco de orden antes de bajar a cenar. 
Lo dicho. Me alegro de veros.

Sed felices!

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