sábado, 15 de enero de 2011

Día 92

Hum...

Hola chicos! Qué tal estáis? Yo acabo de llegar de dar una vuelta, y me dispongo a contaros el día de hoy.

Aunque es sábado, la disciplina me ha invitado a levantarme a la hora de siempre. Me gusta levantarme con tranquilidad, leer el periódico, afeitarme, mirar el correo... y cuando ya está todo dispuesto, bajar a desayunar. Hoy, por un despiste de no importa quién, no había yogures “de los míos” en la nevera; así que me las he ingeniado para hacer un desayuno en condiciones de cara al ejercicio de la mañana. Recuerdo que hace tiempo fui a visitar a un grupo de chicos con los que jugué al hockey en silla de ruedas hace muchos años. Una de las madres, me preguntaba porque, con el paso del tiempo, sus hijos habían empeorado visiblemente, incluso algunos habían fallecido, y yo en cambio me encontraba tan bien. En aquel momento, no tuve una respuesta que darle. Pero ahora, pienso que la alimentación, una buena alimentación, tiene algo que ver.

Pero sigo con el día. Tras desayunar, me he ido a la sesión matutina de pedalier. Como solamente han sido 20 minutos, se ha pasado volando y sin mucho esfuerzo. Sigo bebiendo mucho y sudando otro tanto; así que veo que el cuerpo va bien. Tras el pedalier, y con la excusa de los yogures, me he acercado al Carrefour a comprar yogures, agua y powerade para un chico de la residencia. Y bueno, con el hecho de ir, comprar agua, dejarla en el coche, volver a entrar y comprar el resto; y volver al centro, se me ha pasado la mañana.

Hay que decir que ayer tuve visita con el médico y, siguiendo las directrices de la médico de la clínica de nutrición donde iba en Valencia, dieron orden en cocina de aumentarme la cantidad de proteínas que ingiero en cada comida. Y esto se ha traducido en que, en la comida, tenía un plato de carne del que perfectamente podían comer dos personas.

Después de comer, a eso de las 4, que es cuando comienzo las actividades de la tarde, me he bajado al pedalier a la sesión de la tarde. Otros 20 minutos, otra botella de agua, otras canciones... jejeje. Tá chupao. Y bueno, después del pedalier he salido a que me diese el aire sin rumbo fijo. Hacía sol, cosa poco frecuente, y había que aprovecharlo. Ahora, tras pasear más de dos horas, me siento muy relajado... creo que era algo que me hacía falta: salir.

Bien, os cuento que tenemos un nuevo personaje en esta historia: estaba yo tumbado en la cama, entre la comida y el pedaleo, cuando de repente he oído el típico “Ñiiiuuuuc” que hacen las patas de la cama del vecino de arriba cuando las arrastra por el suelo. Y he pensado: -”ya está el vecino moviendo muebles...”- pero en eso, he abierto un ojo y me he dicho: -”arriba no hay vecinos, y aquí los muebles no se mueven”- Así que, tras el insistente sonido, me he levantado para ver qué era ese ruido intermitente y molesto. Resulta que hay una residente en mi planta, que va en silla de ruedas, que a veces utiliza un andador para seguir ejercitando las piernas. Y como cada planta es tan larga y tiene tantos metros de pasillo (un día los tengo que contar), la chica se dedica a dar vueltas a la planta acompañada de una señora mayor que intuyo debe ser su madre. Esto sería estupendo si no fuese porque el andador de marras tiene dos ruedecillas en las patas de delante, y dos tacos de goma dura en las de detrás, a modo de tacos de muletas. Y dichos tacos, cuando desliza el andador por el suelo, hacen ese ruido tan horroroso. Así que, os podéis imaginar, quién ha despertado a toda la planta a la hora de la siesta en pos de su ejercicio personal... jajaja! Se oían improperios desde algunas habitaciones... jajaja! Me encanta.

Y poco más. Hoy estoy contento. Tras mucho tiempo buscando un libro que está descatalogado, lo he encontrado en una web donde la gente compra y vende libros. Una especie de ebay, pero de libros. Se llama “los tanatonautas”; y es de una especie de astronautas que pueden viajar al planeta donde habita la gente que ha fallecido. Ya os contaré qué tal está.

Un abrazo!!

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