jueves, 16 de diciembre de 2010

Día 62

Hum...
Hay un cuento budista que me gusta mucho, que viene hoy al caso:
Hubo una vez un monje, que iba por el campo paseando de camino a su monasterio. En un momento del trayecto, de detrás de la maleza, salió un tigre dispuesto a comérselo. El monje, comenzó a correr despavorido, con el tigre siguiéndole de cerca. De vez en cuando, el monje giraba la cabeza para ver a qué distancia se encontraba el tigre. En uno de sus reveses, sin darse cuenta, el monje cayó por un precipicio.
En su caída, logró asirse a una rama de un fresal silvestre que yacía en mitad del cortado de la montaña. Miró hacia arriba, y vio que el tigre se había quedado a esperar, por si se decidía a subir. Mientras tanto, otro tigre que se había percatado de la situación, decidió quedarse bajo por si el monje se decidía a bajar.
En eso, aparecieron un par de ratoncillos que, jugando, comenzaron a roer la rama. El monje, levantó la mirada, y vio que, al final de la rama, había una fresa.

¡Qué gran sabor tenía!


Hola chicos! Qué día más fresco, eh? Aquí, cuando bajaba a desayunar, el termómetro marcaba -7 grados, y los coches de la calle estaban blancos...
Esta mañana, después del desayuno, he ido al fisio a seguir trabajando un poco. Hemos probado el spray frío, pero no nos convence mucho. Hemos seguido estirando, y haciendo pequeños ejercicios de fuerza. Seguramente, será la última sesión hasta después de Navidad. Después del fisio, he bajado a las catacumbas del edificio, donde está el sorprendente despacho de la psicóloga, con quien he tenido una charla muy interesante. Hablábamos del hecho de volver a Valencia la semana que viene, de la pequeña ansiedad que me producía la idea de ir, y volverme a las dos semanas... me ponía el ejemplo de las personas que viven los domingos por la tarde con ansiedad, con agobio, al pensar que al día siguiente es lunes, y que no disfrutan de las oportunidades que les da el propio domingo. Me preguntaba qué iba a hacer... y, aparte de ver gente, y pasar todo el tiempo posible con mi madre, poco más. Hemos hablado de las llamadas agendas emocionales; de ordenar la preferencia de las cosas en función de lo que nos aportan o deseamos, y no de si son compromisos formales o no. Hemos hablado de la necesidad y la importancia de tener la mente en el AHORA. De estar tomando algo en un bar, y vivir ese momento, sin pensar con quién he quedado después, o cuántos días faltan para volver a León. Hemos hablado de reír, de bromear, de soltarse... de tener tiempo al día para uno mismo... de la importancia de ver a los seres queridos, que quizá sólo sean dos o tres, de disfrutar con ellos, y de simplemente estar; sin valorar, sin hacer planes, sin esperar... simplemente, estar. Me ha gustado hablar con ella, porque es una mujer muy constructiva. A veces tiene ese tono condescendiente de los psicólogos que me saca de quicio; pero, en el fondo, es una gran profesional.
Y bueno, entre fisio y psico, se me ha ido la mañana. La tarde, ha llegado a ser un poco frustrante. Por el frío más que nada. Hemos entrenado en el pabellón. Las bolas, estaban heladas. Hacía frío... hasta el punto de que estaban más duras, y al tacto, se me resbalaban de las manos en muchas ocasiones. Así que no he tenido la precisión de otros días. Hemos partido la tarde en dos, y prácticamente he hecho el mismo ejercicio con la mano derecha, y luego con la izquierda. Así que, en general, estoy contento. Ahora, estoy en la habitación, y os escribo antes de darme una ducha. El termómetro ya marca -2; así que será una noche fría...
Ah! casi se me olvida, mañana viene un combinado de la selección a hacer una concentración de fin de semana; así que no creo que os escriba hasta el domingo. Quizá tenga algún rato libre. Pero ya que vienen, me apetece estar con ellos.
Disfrutad del presente!!
Muacs!

No hay comentarios:

Publicar un comentario