domingo, 5 de diciembre de 2010

Día 51

Hum...
Todavía recuerdo, cuando estudiaba en EGB, que don Esteban nos hizo aprender un poema de Antonio Machado, que comenzaba diciendo: -”Una tarde parda y fría de invierno, los colegiales estudian. Monotonía de lluvia tras los cristales. Es la clase...”- y cada vez que veo llover como hoy, recuerdo ese poema. Porque hay que ver cómo llueve!! no ha parado en todo el día. Lluvia que, a lo más seguro, será hielo en unas horas.
Y claro, con esta lluvia, la gente se queda en el centro. Sólo un par que han llamado a un taxi, y yo, hemos salido en este domingo de tiendas. El resto, por lo que voy viendo, se queda discutiendo, unos con otros. Unos terminan riendo, y otros enfrentados, como dos gallos, hasta que uno termina llorando y el otro con el ego un poco más grande. Son las cosas de la soledad, y de la convivencia impuesta entre residentes. Poco a poco, vienen a buscarme, y me cuentan lo que les ha pasado, sus redecillas con otros residentes, sus ilusiones, sus perversas fantasías...
Esta mañana, mientras desayunaba, un residente, ya mayor, me decía que él no tiene casa, ni coche, ni nada... que todo el dinero que tiene, se lo gasta. Que la vida son 4 días, y que hay que disfrutarla. Me enseñaba su reloj, orgulloso, y me decía: -”mira, tengo 3 más. Y si veo otro que me gusta, me lo compro”-. Me decía que no cree que, a su edad, forme una familia, y que se morirá cualquier día. Así que, para qué guardar si no tienes a quién dejarlo? Bueno... son reflexiones de cada uno, en función de lo que espera que la vida le depare.
En cuanto a mí, nada de particular. Esta mañana he estado en el pedalier, a solas los dos, rodando y rodando, durante 20 minutos. Anoche añadí un poco más de música, y las sesiones de hoy se han hecho más amenas. Después del pedalier, he atendido la habitación. Le sigue faltando alguna plantita. Pero ya, para después de Navidad. Después, a comer y a descansar. Y por la tarde, otra sesión de pedaleo. Aunque tenía la tarde libre, he querido hacer el pedalier a las 4, porque es la hora a la que tengo el aeróbic los lunes y miércoles, y la hora a la que, un poco más tarde, nos vamos a la pista de entrenamiento. Creo que es bueno conservar una rutina de horarios; que luego, cuesta mucho volver a hacer lo de siempre. Aunque, bien pensado, ayer trabajé y mañana volveré a trabajar. Así que tampoco me doy tiempo de sentir que pierdo los horarios, jejeje. La gente se asoma por la puerta, me mira, y siguen adelante, no sea que les diga que se pongan a pedalear conmigo... jajaja!
He salido un momento a ver si compraba una cosa a una tienda que me había recomendado. Pero estaba cerrada. Así que ya iré entre semana.
La verdad es que me siento muy bien. La espalda, está más ancha, el hombro ya no hace “cloc”, nada me duele... Ché! Estoy hecho un chaval! Jajajaja!
Y poco más. Ha sido un día tranquilo y sencillo. La lluvia, la temperatura que va subiendo, el pedalier, las confesiones... Todo sigue cobrando un sentido pleno cuando lo comparto con vosotros.
Mañana más!
Muacs!

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