sábado, 4 de diciembre de 2010

Día 50

Hum...
Hola chicos! Cómo ha ido el sábado? Por aquí muy bien. Esta mañana me he levantado más o menos a la hora de siempre. Creo que es bueno conservar una rutina de horarios, que si no, luego cuesta mucho volver al horario de siempre.
Aunque es sábado, el plan de trabajo sigue adelante. Así que, después de desayunar, me he ido al pedalier. Como hoy toca sesión doble, han sido solo 20 minutos. Lo bueno de levantarse pronto, es que tras el pedalier, a uno le queda la mañana libre. En la calle hacía sol, y el ordenador marcaba una sensación térmica de -8 grados. Así que me he dicho -”vamos a dar una vuelta”- jajaja! Y como tenía que comprar unas cosas, me he ido al corte inglés. Hay que decir que en León, aparte del corte, hay un pequeño centro comercial; por lo que el pequeño comercio todavía no está muy afectado. Si paseas por las calles del centro, puedes ver tiendas de sombreros, de cinturones, de pilas... pequeños establecimientos todavía en madera, como una farmacia que hay antes de llegar a la Catedral, que principios del siglo XX, con un encanto tremendo... forma parte del encanto de la ciudad. Aunque no vayas a comprar nada, da gusto pasear y ver escaparates que han conseguido burlar al tiempo y a las nuevas tecnologías. Si Fernando Trueba quisiese rodar la segunda parte de Belle Epoque, podría hacerlo en León sin necesidad de montar falsos decorados.
Por la tarde, tras descansar media horita, he vuelto al pedalier, otros 20 minutos. Tendré que buscar más música con ritmo, porque de oírla tantas veces, empieza a aburrirme. Y el aburrimiento, en el pedalier, se traduce en cansancio. Después del ejercicio, me he acercado al salón de actos que hay en el centro. Ha venido una compañía de teatro de Segovia con motivo del día internacional de la discapacidad. Y bueno, aunque no me apetecía mucho, creo que hay que respetar el trabajo de los demás. Y el trabajo de un actor, se respeta viendo su obra.
La obra me ha gustado, porque, la protagonista y presentadora, nos ha contado que están acostumbrados a actuar para niños, y no para adultos. Por lo cual, nos ha pedido que adoptásemos la mentalidad de un niño de 6 años durante la actuación. Nos hemos reído, hemos participado un poco... y he disfrutado recordando viejos cuentos, como el del guisante mágico, o el de el lobo y los tres cerditos. Los tenía completamente olvidados. Y resfrescar la memoria en estas cosas, aunque nos lleva a la melancolía, es siempre agradable. Los actores de la compañía, eran todos gente con discapacidad. Ninguno iba en silla. Y más bien parecía que tenían algún retraso intelectual, por la forma de moverse y de actuar. Pero, la hora y cuarto que ha durado, ha pasado volando.
Por cierto, a ver si adivináis, cuando han encendido las luces al terminar la obra, hemos pillado comiéndose un poskitos.... jajajaja!!! En fin... la enfermera la miraba en plan ¬¬... jajajaja!
Y poco más. Dentro de un rato bajaré a cenar y a ver el partido. Que, aunque no soy muy futbolero, es una forma de hacer piña con el resto de residentes. Hoy no hemos pasado de los 0 grados en todo el día; pero parece que mañana sí lo haremos. Si es así, saldré otro poco después del ejercicio de mañana. Ya os contaré.
Os beso!

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