jueves, 18 de noviembre de 2010

Día 34

Hum...
Hola chicos! Cómo va todo? Hoy, a diferencia de ayer, ha sido día completito... Ayer, tras escribiros, bajé a jugar con El Maestro. Jugamos una partida de ajedrez difícil, lenta, intensa... volví a perder, como todas las veces que juego con él; pero disfruto y aprendo. -“Tu problema, -me decía- es que piensas una jugada y te obsesionas con ella. No ves otras. Y lo mismo ocurre en un partido de boccia”-. Hablamos de tener una mente abierta; de saber qué es lo que quieres hacer, y al mismo tiempo seguir observando todas las fichas, y no solamente las que voy a utilizar. -”observa todo el tablero, no solo la zona donde estás jugando”- me decía.
Buah... un placer. Todas las conversaciones, giran en torno a la estrategia en los partidos de boccia; pero siempre extrapolamos la situación del tablero a la vida real, a la actitud con que se afrontan las cosas... es una persona con la que disfruto mucho, porque las conversaciones son muy interesantes, hables de ajedrez, de fútbol, o del tiempo.
Bien, os cuento que esta mañana he tenido pedalier... la media hora se pasa volando desde que llevo la música conmigo. De ahí, al fisio. Hoy hemos estado más de una hora. Se lo toma muy en serio... primero trabajamos piernas, y luego me masajea la espalda, las escápulas, los hombros... el izquierdo anda un poco cargado de los entrenes, pero nada importante.
Y bueno, de ahí, me he ido al taller de los cuencos tibetanos. He de decir que me ha decepcionado y encantado a partes iguales. La decepción ha venido porque, simplemente, hemos entrado en una sala que tenía 15 cuencos enormes, nos han dado uno a cada uno, y nos hemos puesto a hacerlos sonar sin más... el sonido ha sido tremendo, 15 cuencos en una sala de 30 m2 sonando a la vez.... eran enormes y tenían un sonido muy grave, muy soberbio... pero ha sido una pena que nadie diese una explicación de su procedencia, de para qué se usan, quién los usa... nada. A hacerlos sonar sin más. Y claro, aquello parecía una guardería con niños con campanas. Pero vaya, que energías y vibraciones, hemos movido un huevo!
Por la tarde, hemos seguido con los entrenes. La verdad es que la sensación tras salir de ellos, es muy buena. Uno se marcha a la habitación con la sensación de haber trabajado bien, de haber aprovechado el tiempo... mañana, un poco más.
Y poco más. Aunque ha sido un día intenso, no he hecho muchas actividades. Voy a ver si me doy una ducha antes de bajar a cenar; que luego me lío a hablar con unos y con otros, y ya no hay manera...
Espero que estéis bien. Un beso!

No hay comentarios:

Publicar un comentario