martes, 9 de noviembre de 2010

Día 25

Hum...
Son las 12 del mediodía, estoy escuchando a Ramón Palomar en la radio, y el ordenador marca 5 grados, y una sensación térmica de -1, jajaja. Me encanta... por cierto que ayer la gente ya hablaba de tener los equipos de esquí y nieve en general a punto; y me encontraba un poco fuera de lugar... Menos mal que dentro del centro hace calor. Aunque, en mi habitación, entra algo de aire y agua. Acaba de venir el chico de mantenimiento y hemos visto que era una de las siliconas del lateral de una ventana. A ver si ahora no entra agua. En cuanto al aire, con el viento de estos días, es normal que se cuele algo por la caja de la persiana. Por otro lado, hoy me ha desaparecido el reloj durante un par de horas. Resulta que el armario tiene una barra para poner las perchas, que bascula y sale, bajando de los más de 2 metros en donde está, hasta el metro de altura. Genial! Y bueno, estaba colgando las chaquetas de los chandallas y un par de sueters de lana, y el reloj se había pegado por el velcro a uno de ellos sin darme cuenta.... y claro, luego no lo encontraba. Misterios!
Así que me he bajado al pedalier con el iphone, que tiene cronómetro, y luego he subido a encontrar el reloj de marras. Al final, ahí estaba, en el armario. El pedalier hoy ha costado mucho. Se nota enseguida cuando llevo un día sin ir. Parece que seguiré con él, por lo menos, hasta la primera jornada de liga, que es el 20 de noviembre.
El centro, al ser referencia, hace muchas actividades, tanto para los residentes, como para el personal que trabaja aquí. Hoy, hay unas jornadas de temas relacionados con el cerebro y terapias, creo, y hace que no tenga fisio. Pero, aunque no vaya, me mandó algunos ejercicios para trabajar la cintura y los hombros. Los de hombros no los haré hoy; que entre el pedalier y el entrenamiento de pista de esta tarde, ya es suficiente. Y los de la cintura, los hago mientras os escribo. Estoy sentado en el borde de la silla manual, y voy basculando la barriga hacia delante y hacia atrás, para ir trabajando la lordosis y la elasticidad del psoas, que poco a poco va cediendo. Después de comer, me tumbo un rato, y pongo la posición de la cama con los pies un poco elevados, y conforme pasa el tiempo, la voy bajando y dejando plana, y noto cómo las piernas van extendiendo más que antes. Aparte del hecho en sí, que es un gran logro, noto que duermo mucho mejor que antes.
Y poco más. Me voy volviendo un hombre casero. Me toca hacerme la cama, plegarme la ropa y meterla en el armario... jejeje. Creo que es una parte más del hecho de estar aquí, que me está yendo muy bien. Esta tarde hay entrene en la pista, que me apetece mucho. Habrá que abrigarse, jejeje...
Lo dicho. Me alegro de escribiros. Estad bien y mañana nos vemos.
Muacs!

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