Hum...
Hola a todos! Cómo ha ido el día?
Espero que bien; y espero que el fin de semana esté yendo bien, que
siempre os pregunto por lo que ya ha pasado, y no por el presente;
que, a fin de cuentas, es lo importante.
Ayer tuve un día difícil y no os
escribí. Por la mañana, tuve entrenamiento en pista. Fue un
entrenamiento distendido y relajado, más para soltar brazo que otra
cosa. Lo hicimos a primera hora porque a las 11 tenía hora en el
dentista. Fui para empastar una muela. En teoría, media hora, tres
cuartos a lo sumo, no más. Pero la cosa se fue complicando, y lo que
en un principio era un empaste, terminó siendo una endodoncia en la
que el dentista no conseguía encontrar el nervio y que terminó a
las 14:15 de la tarde.
Al tener la boca abierta durante algo
más de tres horas, tumbado e incómodo, salí tan cansado y con tan
pocas ganas de nada que, conforme llegué al centro, me acosté a
descansar. No suelo ser una persona que me queje. De hecho, el
dentista me decía que en la inyección de anestesia la gente suele
quejarse o moverse en el asiento, y que yo ni lo noté. Y es que
siempre he tenido un umbral del dolor muy alto. Pero también es
cierto que, llegado el momento, no soy un buen paciente. Pasé la
tarde descansando, pues era mi tarde libre. Y entre las molestias de
la encía, y el escozor de los ojos por el antibiótico que me están
poniendo para los orzuelos, ayer tenía un humor bastante irascible.
De hecho, hubo una pequeña confusión con lo que me debían hacer
para cenar, y terminé levantando la voz, cosa que no había hecho en
todo el tiempo que llevo aquí.
Hoy, restablecido casi por completo, me
he levantado a la hora de siempre. Mi sorpresa ha sido ver el tejado
del edificio de enfrente blanco. -”será escarcha”- he pensado.
Pero enseguida se ha puesto a nevar a lo loco mientras desayunaba. Y
no imagináis la tranquilidad que transmite desayunar mientras ves
nevar. Un poco más tarde, con un cielo tan azul como mi polar de
decathlon, me he puesto a hacer la sesión de aeróbic de hoy. Y, de
repente, el cielo se ha puesto blanco y ha comenzado a nevar de
nuevo. Y he de decir que, aunque estaba con los movimientos y con la
música a tope sudando y moviéndome, me ha encantado volver a ver
nevar.
Después de comer, el tiempo ha vuelto
a regalarnos una tercera nevada. Os adjunto una foto. He descansado
un poquito, y “pedi” y yo nos hemos puesto con la sesión de la
tarde. Como no podía ser de otra forma, hemos visto un episodio de
Moderm Family. El de hoy, era bastante distendido, sin grandes cosas.
Aunque la moraleja era bastante clara: muchas veces, nos ocupamos en
lo que va a suceder, de tal manera, que olvidamos disfrutar del
momento presente. Sobretodo, de los preparativos y del camino que nos
lleva, inevitablemente o no, a ese final esperado.
Y poco más. Voy a aprovechar para ver
el documental que tengo pendiente antes de la cena.
Mañana os cuento más cosas. Besos a
todos!
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