jueves, 6 de septiembre de 2012

Fin de la competición


Hum...

Hola a todos, os escribo desde el lugar donde los deportistas podemos ver los partidos que se están disputando a pie de pista. Hace algo más de una hora que terminó mi partido. Perdí. Esa es la palabra. La sensación es de que no me han ganado. He perdido yo. Y esa, para una persona competitiva, es la peor de las sensaciones. Uno puede esforzarse, salir al campo de batalla y dar lo mejor de sí mismo. Y sea cual sea el resultado, habrá vencido. Pero cuando las cosas, simplemente no salen, cuando situaciones que has resuelto miles de veces, sin usar el “miles” como una exageración, sino como una realidad, hace que uno se quede frustrado. Esta, la situación de derrota, es una de las más destructivas que un deportista puede sentir. Aparecen los tópicos, las frases que están en la recámara de aquellos que te apoyan, diciendo que en el deporte a veces se gana y a veces se pierde; que el deporte es injusto muchas veces, y que puedes estar trabajando día tras día y, en un despiste, quedarte en el camino hacia la gloria.

Pero... qué es la gloria? Y, merece la pena? Hablaba con el seleccionador sobre el hecho de que la vida, como el deporte, es dura, te golpea, y tienes que saber recibir los golpes que te puede dar. Supongo, pues así lo he expresado muchas veces, que lo hermoso de nuestra existencia, es que a veces no alcanzamos nuestros logros; y que eso es lo que hace que no no estanquemos. Si ganásemos siempre que nos lo proponemos, si no hubiesen derrotas que nos hagan madurar y plantearnos el trabajo que estamos haciendo, el mensaje de esfuerzo y superación personal que lleva consigo el deporte no tendría sentido. Nos dedicaríamos a ganar sin buscar el esfuerzo, y reduciríamos nuestras competiciones únicamente a aquellas que tenemos ganadas de antemano. Esta tarde me decía mi hermano que esa es la grandeza del deporte; que a veces ganas, y a veces pierdes. Pero que, pase lo que pase, tienes la oportunidad de volver a intentarlo. A fin de cuentas, el deporte es una forma de luchar contra uno mismo, de superarse y, sobretodo, de conocerse a uno mismo.

Ayer, de camino al pabellón, reflexionaba, a raíz de la visita del psicólogo de la selección, sobre los dos años transcurridos en el CRE. A diferencia de años anteriores, ha habido una actitud por parte de las tres personas que han dirigido mis entrenamientos que ha sido la clave para el éxito que hemos obtenido. Desde que comencé a trabajar con mi entrenadora, el seleccionador y el psicólogo, ellos me han mostrado siempre cuál era el camino correcto. En ningún momento, sentí obligación para hacer las cosas que ellos me pedían. Nunca hubo un golpe de autoridad, nunca hubo un momento de tensión o de falta de diálogo. Simplemente, se dedicaron a mostrarme las puertas que, según ellos, debía cruzar. Pero puertas que, a fin de cuentas, era decisión mía cruzar o no cruzar. Con el tiempo, pude descubrir día a día que las puertas que ellos me invitaban a cruzar con trabajo y disciplina, eran las correctas. A lo largo de todos estos meses, os he hablado de las rutinas en el CRE; de levantarse a la misma hora, de cuidar la alimentación, de entrenar fuese martes o domingo, de guardar las horas de sueño, de cuidar de uno mismo... y ha sido aquí, tras dos semanas en la villa entrenando, conviviendo con otros deportistas, y llevando una rutina muy similar a la que llevaba en León, donde he comprobado, al ver cómo afectaba en otros deportistas su ausencia de dichas rutinas, en su día a día, la importancia de todo el trabajo realizado durante estos meses. Con el tiempo, he podido ir dejando atrás y cambiando viejas costumbres, tanto deportivas como del día a día, por las que ahora veo que son las correctas. Y, a nivel deportivo, este convencimiento hace que no me marche de aquí pensando que hemos hecho mal las cosas; sino todo lo contrario. Si no hubiese sido por todo ese trabajo previo, no estaría ahora sentado frente a la competición más importante del mundo. Sin todo ese trabajo, ni habría llegado hasta aquí. Mi entrenadora siempre me dice que el mérito es mío. Que soy yo el que decide cada mañana levantarse, desayunar adecuadamente y ponerme a trabajar. Soy yo el que decide vivir lejos de casa y de los amigos, el que decide irse a vivir a otra ciudad, desconocida, dura en invierno y cálida en verano... sí, soy yo el que lo decide. Pero, sin ellos, habría abandonado hace mucho tiempo para terminar siendo, simplemente, un deportista más.

A lo largo de estos días, han sido muchos los rivales que se han interesado por mí, que me han observado mientras entrenaba, que me han invitado a entrenar con ellos... y eso es algo que ha hecho sentirme querido y apreciado. Me han hecho ver que hay deportistas que han quedado por delante de mí, pero que nadie les aprecia como personas. En cambio yo, no puedo evitar sentirme querido por muchos de ellos; y eso, es positivo para mí.

Hablaba con uno de los técnicos de la selección acerca del hecho de que no podemos valorar todo el trabajo y la experiencia de estos tres años por el resultado obtenido aquí. No podemos poner una medalla en una balanza y que ésta pese más que todo el aprendizaje que ha habido. Quizás no hayamos sacado ninguna medalla; pero habrá servido para crecer y afrontar futuras competiciones con más madurez y entereza.

Y poco más. Es tarde y me voy a ir a la cama. Mañana saldremos a ver algún partido de rugby y las semifinales de boccia. Así que, si tengo un rato, os seguiré escribiendo desde donde esté.

Besos a todos!

1 comentario:

  1. recurro al topico de que a veces se gana y a veces se pierde...yo soy de las que piensa, como le dije a manolo, que podras haber perdido una batalla pero no la guerra...no se, tu carrera como deportista no solo se define en una paraolimpiadas, que como bien dices, en ocasiones es como la ruleta, al rojo o negro. Creo que el deportista no solo lo determina sus medallas,implica una actitud, actitud hacie el, hacia el juego, hacia sus contrincarios, su trabajo dia a dia, sus esfuerzos, retos, superaciones...entre otras muchas cosas, y creeme, yo creo que tú reunes esas condiciones, para mi eres un gran deportista que refleja lo que en sí, es la esencia de una paraolimpiada. Yo solamente puedo decirte...que me quito el sombrero. besos y animo...y sobretodo no seas demasiado critico contigo chema

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