domingo, 2 de septiembre de 2012

Días 5 y 6


“David introdujo su mano en la bolsa;
saco una piedra y la lanzó.
Y golpeó al filisteo en la cabeza.
Y éste cayó al suelo. “

Esta es la oración que hacen los jugadores de un equipo de baloncesto antes del partido de la final en la película “Hossiers, más que ídolos” de Gene Hackman, rodada en los años 80. En la película, hay un momento en que los chicos, cuando se clasifican para jugar el campeonato interuniversitario, entran al estadio y ven cómo es el interior y la grandeza de un estadio profesional por primera vez. En ese instante, sienten miedo, pues todo les parece tremendamente grande. El entrenador, al ver la situación, coge una cinta métrica y les hace medir la altura del aro, el ancho del campo, las líneas... para hacerles ver que, dejando a un lado todo lo que lo rodea, el campo es el mismo que aquel donde han entrenado toda la vida.

Tal cual sucede en la película, lo experimenté hace dos días al entrar a entrenar por primera vez al campo donde empezaré a jugar dentro de tres días. Se trataba de un pabellón enorme con seis pistas centrales de juego que, ante el tamaño del recinto parecen minúsculos. De hecho, nos han dicho que se han vendido todas las entradas y que pasarán unas 3.000 personas por el público. Entré a calentar, a entrenar, y me sentía insignificante ante aquella mole. Y me vino bien recordar esa escena para darme cuenta que, al margen de dónde compita, el campo va a seguir midiendo 12,5x6.

Ayer, el seleccionador me pidió que parase unos minutos antes de entrenar y que, simplemente, permaneciese en el pabellón para ver qué sensaciones me transmitía y buscar así aquellas que fuesen positivas de cara a la competición. Y bueno, aunque el lugar es muy frío, siento que es la frialdad de algo que es sobrio y respetuoso; y que con el calor de la gente la cosa cambiará. Lo bueno de ser un lugar tan grande, es que los campos están muy iluminados y el público con bastante penumbra; por lo que será muy fácil aislarse y centrarse en la competición.

Hoy comienzan a jugar las parejas y equipos. Yo sigo teniendo rutina de entrenamiento esta tarde; por lo que iremos un ratito antes y veremos algún partido que sea interesante. Como os decía al principio, empiezo a jugar el día 5 y no el 6 como teníamos previsto en un principio. Es difícil de explicar, pero tengo que jugar el día 5 contra un chino, que es otro jugador que, junto conmigo, sacó la plaza para los juegos de forma individual. Y para hacer los cruces que empiezan el día 6, hemos de jugar nosotros antes un partido para determinar en qué posición juega cada uno. Para mí, es toda una suerte tener que jugar ese partido previo. El primer partido siempre es el que más me cuesta. Y ganar o perder este partido, sólo determina si me cruzo con un grupo o con otro. Pero no significa irse a la calle. Eso sí, es mucho más interesante ganar; pues me cruzaría con un grupo mucho más asequible.

Y bueno, todo esto en lo referente a la boccia. La vida por aquí sigue siendo de cuento de hadas. Ayer, intentamos colarnos en el estadio para ver atletismo; pero como no teníamos entrada, no hubo manera. Aun así, fue divertido. Éramos un grupo de siete personas, todas vestidas de España, que resultó ser objetivo de muchísimos espectadores que iban hacia el estadio. Así que tuvimos que ir parando cada pocos metros porque todo el mundo quería hacerse fotos con nosotros. Había muchos españoles! Sigo disfrutando cada momento, y sigue habiendo momentos para estar centrado y para estar soltando carcajadas. Las únicas lágrimas que han salido estos días, han sido por la emoción que tuve al recibir un regalo que no me esperaba. Bueno, eso, y alguna lágrimilla al ver los sollozos en las entregas de medalla de otros deportistas que, quieras que no, te transmitían infinidad de cosas.

Y poco más. Como os decía, compito dentro de tres días, e iré desconectando del mundo poco a poo para evitar tener malas noticias o malentendidos que puedan distraerme a estas alturas. Quizás os escriba brevemente si ocurre algo importante.

Besos a todos!

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