Hum...
Hola a todos! Cómo ha ido el día?
Espero que bien, y que hayáis tenido tiempo en él para daros un
pequeño capricho. Muchas veces olvidamos que la vida está para
disfrutarla, y no para sufrirla. Vamos anteponiendo las obligaciones
que nosotros mismos o los demás nos ponen, y olvidamos buscar un
momento del día para comerse algo prohibido, hacer una llamada, o
hacer una pequeña travesura que nos arranque una sonrisa. Y, si no
lo hacemos, para qué hemos vivido hoy? Mañana moriremos... no lo
olvidéis!
Bien, os cuento que ayer no escribí
porque terminé el día algo cansado y, porqué no decirlo,
cabizbajo. Vamos variando las horas de entrenamiento de forma que
podamos compaginarlas con el horario de trabajo de mi entrenadora, o
con mis horarios de fisio y demás. Así que ayer nos levantamos muy
pronto con el fin de poder entrenar antes de que comenzase la vida
diaria en el CRE. Y he de decir que me encantó entrenar en silencio,
mientras la gente todavía duerme y los pasillos tienen la luz tenue.
Es como si el día hubiese empezado para mí y lo estuviese
disfrutando con cada bola lanzada. Hicimos varios ejercicios de
precisión y toma de decisiones. Estuvo muy bien!
El resto de la mañana la dediqué a
cosas más personales. Entre ellas, llamar al taller a ver cómo va
la furgoneta. La semana pasada me dieron la buena noticia de que
habían encontrado las dos piezas que daban problemas con la caja de
cambios y las iban a sustituir. Pero ayer, al hablar con ellos, me
dijeron que, a pesar de haberlas sustituido, la caja seguía sin
funcionar (de ahí lo de cabizbajo) y que ni siquiera me sabían
decir qué le ocurre y, en consecuencia, cuándo estará arreglada.
Por la tarde, tuvimos sesión de
aeróbic nada más comer. Estuvo bien, y la gente se va mojando y
proponiendo diferentes movimientos; de forma que la cosa no sólo se
hace más participativa, sino más variada también. Se nota los que
vienen con periodicidad, pues se cansan mucho más tarde que el
resto. Y, de la sesión de aeróbic, fui al segundo entrenamiento del
día en pista. Así que, entre unas cosas y otras, no quise convertir
el blog en una obligación, y opté por no escribir.
Hoy, tras levantarme a la hora de
siempre y atender mis rutinas, tocaba sesión de fuerza. He hecho un
pequeño experimento y he de decir que me ha encantado. Resulta que
siempre hacía la sesión de fuerza con música muy activa, de
gimnasio en plan discoteca. Y hoy he puesto todo lo contrario: un
disco de cantos budistas. Se trata de una música muy lenta que
invita a la interiorización. Y ha sido sorprendente cómo esa música
me ha hecho meterme mucho más en lo que estaba haciendo y sentir
cada movimiento y cada esfuerzo de forma consciente y aislada. Ha
sido francamente interesante. El resto de la mañana, la he pasado
con El Maestro. Quiere comprar unos chandalls en internet y hemos
estado mirando opciones.
Por la tarde, nada más comer, tocaba
sesión de pedalier. Hoy se daba la circunstancia de que, por temas
de mantenimiento, iban a cortar la luz a las 16h. Así que me
encontraba con la duda de si esperar a que volviese la luz, o hacer
pedalier sin ver la tele. Y bueno, me he puesto la música del móvil
y lo he hecho. De esa forma, luego me quedaba la tarde libre. Y ya
que no había luz, tampoco funcionaban los ascensores del centro. Por
lo que era un tiempo muerto que podía aprovechar.
Y poco más. Después del ejercicio nos
hemos ido toda la pandilla a una terraza a tomar algo y echarnos unas
risas; aunque hoy se ha vuelto frío y hemos vuelto un poco antes que
de costumbre.
Mañana os cuento más cosas.
Besos a todos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario